Cómo controlar la ira: consejos para tranquilizarte

7 Jun 2024

Sabemos que la rabia y la ira son emociones con muy mala prensa. Nada más lejos de la realidad, seguramente en algún momento de tu vida te han contado o has vivido alguna historia en la que la ira y el enfado han terminado por detonar situaciones violentas o aterradoras. Pero, ¿hasta qué punto esto nos lleva a rechazar una emoción tan básica y adaptativa como la rabia?

¿La ira nos desestabiliza?

La ira es una emoción básica, y como tal busca satisfacer necesidades y tiene una función. Superar un obstáculo que me impide conseguir lo que quiero, apartar a una persona que me hace daño o defender a alguien vulnerable, son algunas situaciones que pueden hacerme conectar con la rabia de forma genuina y protectora. Además, como su función es la de eliminar, apartar o alejar algo dañino, tiene sentido que nos dote de una cantidad potente de energía. Los brazos, las piernas y el cuerpo entero se energiza, sube el flujo sanguíneo, se acelera el corazón, nos preparamos para la lucha. En muchos momentos de nuestra vida va a aparecer esta emoción y es parte de nuestra condición como seres humanos.

Hasta aquí todo bien, sin embargo, muchas personas se preguntan cómo controlar la ira en una discusión, cómo controlar los ataques de ira y agresividad o cómo controlar la ira y el enojo al instante. No hay duda de que a veces se nos va de las manos. ¿Por qué ocurre esto? Por diferentes motivos. Hay personas que pasan la vida sin enfadarse, reprimiendo esta emoción o redirigiéndola hacia sí mismos en forma de culpa o autocrítica. Finalmente, esta emoción busca salida, como un río al que le vamos poniendo diques pero que termina por atravesarlos buscando el desahogo.

Algo distinto que a veces ocurre, es cuando hablamos de la rabia como emoción secundaria. Es decir, muchas veces el enfado aparece como mecanismo protector o defensivo para tratar de evitarnos contactar con otras emociones, como puede ser la tristeza. Un ejemplo clásico puede ser el típico día en que nos sentimos con un humor de perros y como enfadados con el mundo. De pronto algo o alguien nos conecta con una tristeza profunda y echamos a llorar. Probablemente esa rabia estaba viniendo a tapar la tristeza haciéndote flaco favor.

Qué hacer para controlar la ira y agresividad

Es posible que si estás muy preocupado con este tema una buena terapia sea lo que más te ayude. Expresar emociones y sentimientos, darles sentido y elaborar tu propia historia vital parece urgente. Más allá de eso, hay mucho que puedes explorar desde casa. A continuación, vemos algunos puntos importantes.

Piensa tu discurso antes de hablar

Te habrá pasado alguna vez que la rabia te ha llevado a decir cosas de las que más tarde te has arrepentido mucho. Incluso la culpa que podemos sentir después nos puede hacer entrar en una espiral de malestar, culpa y ansiedad bastante complicada. Es importante que entendamos la rabia como algo que vivimos y no como algo que los otros provocan. Sentir que esa rabia es mía y que yo tengo manejo sobre ella nos da sensación de agencia. Aunque lo externo y el entorno nos detonen emociones constantemente, únicamente nosotros sentimos y tenemos manejo sobre esa emoción y tenemos la opción de expresarla de la forma que consideremos. Si necesitas salir de una situación concreta, darle golpes a un cojín o escribir una retahíla de insultos, no dudes en hacerlo. Piénsalo como una forma de protegerte a ti y a los tuyos.

Expresa tu malestar

Como decía, muchas veces nos pasa que hay emociones que no hemos podido expresar o pararnos a escuchar, ¿resuena contigo eso de que en el fondo puedas estar triste? ¿o quizás lo que sientes es más un miedo? ¿Qué cosas te enfadan en tu vida? Escribe o cuéntale a alguien las cosas que te cabrean o que te ponen triste, deja salir todo eso que guardas dentro. Eso te ayudará a ir dándole forma al asunto. Otras preguntas que pueden ayudarte tienen que ver con la función que está cumpliendo ese enfado en tu vida, ¿para qué crees que actúas así?, ¿qué buscas conseguir?, ¿qué necesitas? Algunas de estas preguntas serán difíciles de responder pero estarás de acuerdo conmigo en que merece la pena hacérnoslas para encontrar el alivio y las soluciones a eso que nos está haciendo daño tan a menudo.