Consejos para gestionar la decepción de una persona

La decepción de un amigo o un familiar es algo duro de afrontar, especialmente si no es la primera vez que tienes este sentimiento. Al fin y al cabo, confiar en una persona y que al cabo del tiempo te acabe traicionando, no solo te hace sentir mal por la traición en sí, sino por el sentimiento de culpa por “no haber visto las señales con tiempo”.

¿Qué sientes cuando alguien te decepciona?

El sentimiento de decepción puede ser el resultado de la mezcla de muchos sentimientos como la rabia, la tristeza, la sorpresa, etc., sentimientos que pueden surgir hacia la persona que te decepciona, hacia ti, o incluso a otras personas. Sin embargo, la emoción central que predomina en la decepción es la tristeza, ya que el hecho de que alguien en quien confiabas no acabe siendo la persona que creías, es algo profundamente triste. Es entonces cuando surge la rabia, la frustración, o la ansiedad, que aparecen de forma automática para protegerte de esa sensación dolorosa, y guían tu comportamiento a, o bien buscar justicia, o bien intentar dar explicación y sentido a la conducta de otro en base a suposiciones.

Otro tipo de emoción que puede predominar en tu dolor es el miedo, especialmente si has tenido experiencias de abandono en el pasado. El miedo a perder a la gente o a la soledad te pueden llevar a querer alejarte de las personas con el fin de no sentirlo dicho miedo, teniendo efectos aun más adversos a largo plazo.

Cómo actuar ante la decepción de la gente

Reconoce y contacta con la emoción nuclear

Como se mencionó anteriormente, la tristeza suele ser el núcleo central de la decepción, y el resto de las emociones surgen con el objetivo de evitar que contactes con aquello que verdaderamente te duele. Estas otras emociones “secundarias” suelen tener también más presencia cuando a lo largo de tu vida has sufrido la decepción de la gente de forma constante. El darte permiso para sentirlas y expresarlas te ayudará de cara afrontar de forma más sana la decepción y futuras decepciones.

Identifica qué es lo que más te afecta de la decepción

Que te decepcionen es una experiencia dolorosa de por sí, pero a veces nos puede llegar a afectar más de lo que creemos que debería, hasta el punto de condicionar futuras relaciones. Esto puede deberse a que en ti hay heridas del pasado que no han sido atendidas o sanadas, como historias de abandono y decepción de personas que eran significativas para ti. Por tanto, el que te decepcionen hoy en día, incluso personas con las que no tienes mucha relación pueden llegar a afectarte mucho, ya que te conecta con esas heridas. Identificar esto te ayuda a darle un sentido a tu malestar, pudiendo ser este el primer paso de cara a afrontar futuros abandonos.

Pregúntate si estás poniendo los límites necesarios

En una situación de decepción, no somos responsables de lo que hace la otra persona, pero sí que podemos ver qué podemos hacer que nos pueda ayudar en el futuro. No poner límites al inicio de una relación puede hacer que las personas no te tomen en serio, por tanto, establecerlos desde un inicio de forma clara puede hacerte sentir más seguro en tus vínculos.

Sé compasivo contigo mismo

Como se ha mencionado, no puedes controlar los actos de los demás. Por tanto, si surgen sentimientos de culpa o frustración contigo mismo, debes saber que son intentos de dar explicación a una situación difícil. Hablarte bien, comprender tu dolor y validarlo es algo que puedes hacer por ti mismo y que te va a ayudar a gestionar la situación.

Busca espacios en los que expresar tu dolor

Disponer de un espacio seguro en el que expresar lo que de verdad te ha dolido de la decepción puede ser algo muy sanador para ti, pues verbalizarlo es muy terapéutico.

¿Es posible perdonar cuando te decepcionan?

El perdón tras una decepción siempre es una opción, pero debes tener en cuenta si de verdad quieres perdonar o no. A veces perdonamos a otras personas por miedo a perder el vínculo, o por no desestabilizar un grupo de amigos, pero realmente no queríamos perdonarles o no al menos en ese momento, y a la larga esto nos hace sentir peor por diferentes cosas, o bien porque vemos que esa persona sigue igual, o bien porque creemos que no nos hemos respetado lo suficiente, volviendo la autocrítica.

Lo importante en este aspecto es identificar si la persona que te ha decepcionado es una persona buena para ti. Si es alguien que te ha hecho daño de forma continua y que solo mantienes en tu vida con el fin de evitar otros conflictos, igual lo más sano es romper ese vínculo. Sin embargo, si esa persona ha cometido un error y crees que el problema se puede solucionar y quieres hacerlo, permítete a ti mismo perdonarle. También es fundamental que las cosas se hagan de forma sincera, asertiva y con respeto mutuo.

¿Te cuesta pedir perdón? Entiende los motivos

El proceso de disculparnos puede ser difícil si de pequeños hemos sido personas muy castigadas o rechazadas cuando cometíamos un error: al pedir perdón estamos reconociendo un fallo, y nuestro sistema emocional lo ve como algo amenazante, ya que solía venir acompañado de una reacción por parte del otro que nos generaba mucho dolor. De ahí que aunque aparentemente es fácil pedir perdón, en muchos casos es complicado.

¿Es fácil pedir perdón?

La mayoría de las personas suelen aprender a pedir perdón en la infancia, y es algo que hacemos para reconocer el error, empatizar con el dolor del otro y tratar de reparar el daño provocado.

Cuando no se nos ha enseñado o, sobre todo, nos da mucho miedo por malas experiencias pasadas, es normal que nos cueste hacerlo, aunque racionalmente entendamos que deberíamos hacerlo… De hecho, hay veces que si no se abordan las heridas emocionales de esas experiencias es prácticamente imposible poder hacerlo, así que no hay que poner tanto el foco en cómo pedir perdón o las formas de pedir perdón sino en qué emociones y experiencias me lo hacen tan difícil y poder resolverlas con una terapia que intervenga especialmente en las emociones.

¿Hay que pedir perdón siempre?

Más allá de saber pedir perdón es importante plantearnos si este es realmente sincero.

Otra idea importante es plantearnos si debemos pedir perdón siempre. Es cierto que cuando nos disculpamos de forma sincera hay importantes beneficios psicológicos y puede ayudarnos a reparar una relación, pero es importante que seamos conscientes de si lo que nos mueve a querer aprender a pedir perdón o explorar las formas de pedir perdón es el miedo al conflicto, la dependencia emocional, temer ser rechazados o una sensación de culpa o vergüenza interna permanente, que tratamos de evitar pidiendo disculpas.

Recuerda que siempre, lo más importante es ser leal a ti y actuar de forma coherente con tus emociones, aunque eso implique rechazo, conflicto o crítica de otras personas que te importan y que por tanto te va a doler. El amor propio y el respeto hacia uno mismo muchas veces implica asumir cosas difíciles.

Consejos para aprender a pedir perdón

Para que una disculpa sea eficaz, suele ser necesario que incluya una serie de elementos, ya que, de lo contrario, es fácil que sea percibido como una serie de palabras vacías.

Aquí tienes algunos puntos clave para saber pedir perdón:

En primer lugar y lo más importante es que el perdón sea sincero y venga porque nos arrepentimos del dolor causado en el otro. Para ello tratar de empatizar es un factor clave, y puede ser muy útil preguntarnos “¿cómo he hecho sentir al otro? ¿qué debe ser lo que más le duele?” Esto además de ayudar a conmovernos nos puede servir para identificar lo que más puede haber dolido al otro y saber que ahí es especialmente importante hacer hincapié.

En segundo lugar, hemos de entender que las disculpas no valen tal cual, sino que hemos de hacerle ver al otro que entendemos lo que le ha hecho daño y reconocerle que estuvo mal, por lo que tiene derecho a sentirse así. Frecuentemente se pide perdón a la vez que se le quita hierro a lo sucedido, lo que hace que sea ineficaz.

En tercer lugar, el perdón ha de ir acompañado de un intento de reparación o de compensación por el daño causado (ofrecer un plan alternativo otro día, ayudar a algo que es importante para el otro, poner en marcha una acción que amortice el dolor provocado…). Es más fácil ser perdonado si somos proactivos y logramos disminuir el dolor causado, además de demostrar una implicación sincera más allá del típico “lo siento”.

Finalmente y en cuarto lugar, es importante que no planteemos nuestra petición de perdón como una exigencia: el otro tiene el derecho de perdonarnos o no, y no debemos querer forzar sus tiempos, si está dolido es normal que necesite un espacio para reflexionar y tomar esa decisión, por lo que si le forzamos a ello, puede sentirse doblemente agraviado. Recuerda que pasar página excesivamente rápido suele ser algo que hacemos más para evitar el malestar que otra cosa.

Aunque no hay garantías porque perdonar depende del otro, estos puntos son lo que garantizan que es la forma de pedir perdón más eficaz y empática posible.

Frases para pedir perdón

Aunque cada tema es único, así como las personas implicadas, aquí tienes algunas ideas de qué incluir o hacer hincapié al disculparte en situaciones frecuentes si no sabes cómo pedir perdón:

A un familiar o amigo

Centrarte en la importancia que tiene ese vínculo para ti, ya que suele darse por hecho o no se recuerda con frecuencia.

A tu pareja

Expresar el miedo a perder a la otra persona, cómo queremos estar en su vida para aportarle bienestar y la sensación de contradicción y conflicto interno que nos genera el haber hecho lo contrario.

A algún compañero de trabajo

Evidenciar el interés en querer superar el problema para poder seguir trabajando con normalidad. Señalar que hay un malestar por haberle hecho daño al otro más allá de las implicaciones laborales.

Trastorno por atracón: causas y cómo tratarlo

El trastorno por atracón se caracteriza por una ingesta de grandes cantidades de comida, más de lo que sería habitual en la persona, y de una forma compulsiva. A diferencia de trastornos como la bulimia o la anorexia nerviosa, en donde también se lleva a cabo una conducta desmedida en la ingesta de alimentos, tanto en exceso como en defecto, respectivamente, el trastorno por atracón no suele tener una conducta compensatoria tras la ingesta, como podría ser la purga (vómitos, laxantes…). También es importante diferenciar un atracón puntual, como podemos llevar a cabo en ciertas ocasiones como en celebraciones en donde podemos comer más de lo que comeríamos, de ciclos de atracones continuos, lo que conlleva unas consecuencias como un sentimiento de vergüenza o una falta de control al respecto.

¿Qué es el trastorno por atracón?

Podríamos definir el trastorno por atracón como una manifestación de un desequilibrio de la propia persona a nivel tanto personal como emocional, que la lleva a utilizar la comida como un ansiolítico o incluso una forma de evitar ciertas situaciones o experiencias en su vida. Se trata de un reflejo de las necesidades emocionales insatisfechas y los conflictos internos de la persona, más allá de una simple disfunción alimentaria.

Carl Rogers, en su teoría del yo, planteaba que cuando las personas experimentan incongruencia entre su yo real (lo que yo soy) y su yo ideal (lo que yo debería ser), pueden desarrollar comportamientos desadaptativos, como los atracones.

¿Por qué se dan estos atracones de comida?

Es común pensar en estas personas como personas muy preocupadas por el aspecto físico, principalmente con verse más delgadas o, lo que sería más correcto, no verse gordas. Pero hay algunos factores más profundos que subyacen en estos casos.

Por un lado, una gran necesidad de control. Probablemente recurrir a la comida puede ser un método de control frente a situaciones que no podemos controlar o que pueden ser desbordantes para nosotros. De esta forma, la persona puede controlar todas las posibilidades, ya que compra el tipo de comida que quiere, elige el momento y el lugar en el que lo hace y prepara todo lo necesario para realizar el atracón. Y todo esto genera una sensación de satisfacción, eso sí, todo hay que decirlo, esta sensación de satisfacción es solamente temporal, pues lo único que se consigue con este control es poder desconectar del miedo que genera enfrentar eso que está ocurriendo en su vida y a lo que no quiere mirar de frente.

Por otro lado, una autoexigencia con uno mismo desmesurada, en donde la persona se castiga y fustiga incesantemente porque no consigue alcanzar los criterios establecidos por uno mismo, criterios que suelen ser poco realistas y prácticamente inalcanzables, lo que desemboca en un agotamiento y una sensación de inutilidad real para la persona, ya que “nunca soy lo suficientemente bueno”.

El psicólogo Abraham Maslow sugería que la autoexigencia puede derivar de la no satisfacción adecuada de una de las necesidades básicas, como son la seguridad emocional o la pertenencia, razón de más para pararnos a mirar y reflexionar sobre lo que está pasando en nuestra vida.

De cualquier forma, lo que se pretende con todo esto es tapar lo que duele, no sentir el miedo, la vulnerabilidad, el rechazo o la ansiedad, reprimiendo ciertas emociones demasiado insostenibles, ya que, al no abordar la raíz del problema, el ciclo de conductas desadaptativas se va perpetuando hasta convertirse en la única forma que conoce la persona para poder sentirse (temporalmente) en calma.

Consecuencias del trastorno por atracón

Como se ha mencionado anteriormente, existe una incongruencia interna en la persona, esta incongruencia genera dos respuestas totalmente naturales, que son la culpa y la vergüenza. Por un lado, la culpa suele aparecer tras el episodio de atracón, cuando la persona siente que, tras todo lo elaborado del proceso, ha sido incapaz de controlar esta acción una vez más. Por otro lado, la vergüenza aparece cuando la persona recapacita y se plantea la realidad de sus acciones. Ambas respuestas tienen en común una posible desconexión entre sus acciones y lo que realmente quieren hacer, es decir, la parte más congruente con uno mismo.

También existe una falta de compasión hacia nosotros mismos. Al realizar estas conductas, aparece una experiencia emocional profunda y compleja relacionada con no merecer no ser digno de cariño, cuidado o comprensión, volviendo nuevamente a no ser lo suficientemente bueno, lo que desemboca en un autocastigo que refuerza el ciclo de culpa y vergüenza.

En muchas ocasiones, estas conductas se llevan de forma oculta, sin que nadie de su entorno sepa la realidad de la persona. Esto puede generar un sentimiento de soledad en la situación que está viviendo pues, al no poder compartir el problema, no tengo quien me acompañe en mi dolor.

Al mismo tiempo, la persona intenta suprimir o evitar experimentar ciertas emociones, lo que lleva a una represión emocional que, no solo no hace que las emociones que no se quieren sentir no desaparezcan, sino que genera que se manifiesten de otras formas, como una rabia desadaptativa, ansiedad o el tema que aquí nos trae, atracones con la comida.

Otra consecuencia importante sería el aislamiento social, en donde la persona se desconecta de su grupo social, perdiendo las relaciones importantes. La percepción de falta de comprensión y apoyo puede incrementar este aislamiento por parte de la persona afectada.

La pérdida de funcionalidad en el ámbito laboral también es una consecuencia seria e importante, principalmente si el problema incide en la realización de las tareas básicas que debe desempeñar la persona en su puesto de trabajo, pudiendo peligrar llegado a un momento dado.

Finalmente, pero no menos importante pueden aparecer enfermedades más médicas relacionadas como la hipertensión, la diabetes o riesgos cardiovasculares.

Tratamiento del trastorno por atracón

Por un lado, sería interesante identificar qué es lo que ocurre en mi vida cada vez que aparece el impulso del atracón. Muchas veces realizamos patrones sin siquiera darnos cuenta que desembocan en una misma acción que nos genera cierto bienestar. Si he tenido un mal día en el trabajo, si he tenido que enfrentarme con esa persona con la que tengo problemas, si he tenido que hacer algo que siento que tengo que hacer, pero que me está generando un gran malestar… Situaciones o momentos que hacen que me desestabilice y necesite buscar cierta calma, en este caso, a través del atracón. Para ello, realizar registros de qué está ocurriendo y cómo me siento en cada momento o, de ser posible, poder expresarlo a alguien cercano que pueda sostener y validar lo que estamos sintiendo.

Por otro lado, poder desarrollar una mayor comprensión y aceptación de uno mismo, pudiendo así ayudar a satisfacer las propias necesidades emocionales sin necesidad de llegar al acto compulsivo del atracón.

Otro punto importante es la red social de la que disponemos. Como se ha comentado anteriormente, es posible que estemos viéndonos cada vez más aislados, poder acogernos a personas con las que podamos contar, entender que pedirles ayuda es una elección y que está en nuestra mano, sentir que no pasamos por esto solos y que junto a alguien que marea por ti es más sencillo seguir adelante.

Finalmente, si te sientes identificado y no encuentras la forma de poder salir de esta situación, decirte que es posible, que hay una vía de escape, una salida hacia una forma más libre de vivir. La libertad de elección no ha de ser un lujo. No estás atrapado, y sí, tu problema tiene una solución, y la primera elección hacia un cuidado propio puede comenzar pidiendo ayuda.

Como el gran Viktor Frankl dijo: «Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino».

Dependencia emocional: qué es y cómo se trata

La dependencia emocional es algo que suele aparecer en las relaciones de pareja. Sentir dependencia implica una necesidad excesiva de valoración externa, lo que puede llevar a tener relaciones desequilibradas. La dependencia emocional suele estar unida a la creencia de que no puedo sostenerme por mí mismo/a. Cuestionar esas creencias a través de la terapia es una de las cosas que podemos hacer para trabajarla.

¿Qué es la dependencia emocional?

Lo más obvio de la dependencia emocional es un patrón de comportamiento basado en la búsqueda constante de aprobación, dificultad para tomar decisiones, o comportamientos de sumisión y/o celos.

A nivel interno es posible que exista un miedo profundo a la soledad así como sentimientos de inseguridad y baja autoestima. Todo esto que sucede a nivel interno (intrapsíquico) es muy importante tenerlo presente a la hora de abordarla.

Síntomas de la dependencia emocional

¿Cómo saber si tengo dependencia emocional? ¿Resuena en ti lo leído hasta ahora?

Si además de lo leído, sacrificas tus propias necesidades, idealizas a la pareja, sientes necesidad constante de contacto o preocupación excesiva por la relación, es posible que sufras de este tipo de dependencia.

También es importante decirte que sufrir de dependencia emocional no implica que no puedas salir de ahí. Los psicólogos tenemos que usar con mucha cautela este tipo de etiquetas, pues éstas son sólo puntos de partida desde donde trabajar. El mapa nunca es el territorio ni la etiqueta eres tú.

Casos más comunes en los que se depende emocionalmente

Aunque cuando generalmente hablamos de dependencia emocional, hablamos de dependencia emocional en pareja, también puede darse en otros contextos como las relaciones familiares, relaciones laborales, amistades o relaciones de cuidado. Algunos de los casos más comunes son: experimentar dudas continuas sobre decisiones triviales, aguantar una relación dañina por miedo a la soledad o cancelar planes personales por complacer a terceros.

Es importante entender la dependencia como un patrón de conducta que está en la persona, por lo que puede generalizarse a otros contextos relacionales.

¿Se puede superar la dependencia emocional?

Por supuesto que se puede superar y trabajar la dependencia emocional. Es posible que en algunas circunstancias sea necesario trabajarla a través de un proceso de psicoterapia.

Cuando se trabaja la dependencia en terapia, lo primero que hacemos es hacer un repaso a lo biográfico. La dependencia emocional es algo que se ha ido construyendo a lo largo de la vida, en especial en los primeros años del desarrollo. Entender porqué sufro de esa dependencia y de qué manera se fue formando en mí es esencial para trabajarla.

No hay una única receta para todo el mundo a la hora de trabar la dependencia. En función de las circunstancias de cada persona, el trabajo psicoterapéutico va en una dirección o en otra. Y a la vez decirte que las propuestas para trabajarla suelen ir en la dirección del autocuidado, la autocompasión, la expresión emocional y la comunicación de límites saludables.

Eneagrama de la personalidad, qué es y eneatipos

¿Alguna vez escuchaste hablar del eneagrama? Quizás en algún momento oíste expresiones del tipo “Es que como soy un uno, entonces…”, o quizás fuiste etiquetado en algún momento con algún otro número. Si es así es muy probable que esa persona se estuviera refiriendo al eneagrama.

¿Qué es un eneagrama de la personalidad?

El eneagrama de la personalidad es un mapa en el que se clasifican 9 tipos de personalidad con 3 subtipos por cada tipo. Así que en total estaríamos hablando de 27 formas de lidiar con el mundo.

El origen de este mapa no queda del todo claro, aunque parece que proviene de ciertas tradiciones místicas de medio oriente. La primera persona que hizo un uso del eneagrama relacionado con la personalidad fue Óscar Ichazo quien a su vez le transmitió el mapa a Claudio Naranjo, un conocido psiquiatra chileno. Es a partir de Claudio Naranjo que se populariza hasta llegar a día de hoy, donde cada vez es más conocido.

9 tipos de personalidad o eneatipos

Según el eneagrama hay 9 tipos de personalidad se representan en un mapa circular y se divide en 3 triadas:

tipos de personalidad o eneatipos

  • La triada visceral (o de acción), en donde está el carácter lujurioso (8), el carácter perezoso (9) y el carácter perfeccionista (1).
  • La triada emocional recoge el carácter orgulloso (2), el carácter vanidoso (3) y el carácter envidioso (4).
  • La triada intelectual recoge el carácter avaricioso (5), el carácter miedoso (6) y el carácter goloso (7).

Es probable que pienses que son descripciones no muy amables y que también hayas leído en otros lugares una clasificación distinta, con palabras más suaves que señalen los aspectos positivos del carácter. Este es el llamado “eneagrama rosa”.

El motivo por el que la manera de llamar a los eneatipos suena tan cruda es porque este mapa en su esencia sería ni más ni menos que un mapa de la neurosis: es decir, de los aspectos menos sanos de nuestra personalidad y que nos generan sufrimiento. Este sería el mapa original de Claudio Naranjo.

Según esta visión, ser consciente del talón de Aquiles de cada quién, sería la mejor forma de ponerle remedio: una vez descubierto el veneno se sabe el antídoto. Esto tendría que ver con el cultivo de las virtudes de cada eneatipo, es decir, las salidas sanas, lo que mostraría una guía concreta de trabajo.

¿Sirve el eneagrama para conocer tu personalidad?

La frase “el mapa no es el territorio” creo que tiene muchísima utilidad cuando hablamos de eneagrama. Al final, cualquier etiqueta o mapa conceptual no son más que guías orientativas: son representaciones de la realidad, más o menos ajustadas, pero nunca son la realidad.

Además que por el momento no se ha podido demostrar que el eneagrama sea una herramienta con validez diagnóstica fiable. Es por ello que este mapa hay que cogerlo con muchas “pinzas”.

El que no tenga una clara validez diagnóstica no quiere decir que no tenga cierto interés ecológico a la hora de mirar el funcionamiento humano. Pero usar esta herramienta para encasillarse puede llevarnos a la justificación o desesperanza. Además del riesgo de banalización extrema de todo lo que se populariza en exceso.

Por todo esto convendría no usarlo nunca para colocarse una etiqueta fija e inmutable y mucho menos para colocársela a otros.

El motivo por el que no debemos tomar las etiquetas como la realidad es que, en realidad, la personalidad es mucho más dinámica de lo que parece. Aunque hay ciertas tendencias en la personalidad, ésta puede irse modificando con la experiencia de manera que nuestro autoconcepto se va ensanchando. Nuestro cerebro tiene mucha más neuroplasticidad de la que se creía.

Ansiedad y depresión, ¿pueden darse a la vez?

La ansiedad y la depresión son dos de los problemas de salud mental que más prevalencia tienen en la sociedad. No en vano son los dos primeros en la lista, con un porcentaje estimado en nuestro país del 6,7 % y 4,1% respectivamente. Ante esta ola de sensibilización sobre la salud mental, afortunadamente se está hablando cada vez más de estos problemas, antes muy silenciados.

Diferencias entre ansiedad y depresión

Mientras que los síntomas ansiosos se caracterizan más por una sensación de miedo o preocupación excesiva con síntomas físicos de activación, los síntomas depresivos se caracterizan por estados de baja energía, muy escasa motivación y un estado permanente de tristeza patológica.

¿Se puede tener depresión y ansiedad juntos?

¿Cómo saber si tengo ansiedad, depresión o ambas? Es importante primero si tienes dudas acudir a un profesional de la salud mental para que pueda ofrecerte una valoración sobre si efectivamente estás sufriendo alguna de estas circunstancias.

Aunque es posible experimentar síntomas de ansiedad sin depresión y (con mucha menos incidencia) experimentar síntomas depresivos sin ansiedad, es bastante corriente que ambas sintomatologías coexistan. Esto tiene el nombre de trastorno ansioso-depresivo, y es algo que sucede muy comúnmente.

¿Cómo se relacionan la depresión y la ansiedad?

Aunque, como ya hemos dicho, se puede experimentar la una sin la otra, parece que existe una retroalimentación entre ambas, ya que la ansiedad puede llevar a una persona a sentirse abrumada y sin esperanza, lo que puede desencadenar una depresión.

Del mismo modo, los sentimientos de desesperanza y falta de energía asociados con la depresión pueden aumentar los síntomas de la ansiedad.

Cuando se experimentan ansiedad y depresión juntas uno experimenta como esa sintomatología se va retroalimentando entre sí.

Qué hacer ante un trastorno ansioso depresivo

Una de las cosas importantes que hacemos en terapia es no sólo atender a los síntomas sino valorar cuáles son las circunstancias que han facilitado que acaben apareciendo estos síntomas.

Las causas del porqué una persona puede llegar a tener ansiedad o depresión son muy variadas. Pero sí en muchas ocasiones esta sintomatología aparece como consecuencia de una fuerte autocrítica y represión emocional.

La autocrítica puede ser una causante habitual de la ansiedad y que la propia ansiedad refuerza. Con la autocrítica nos estamos atacando a nosotros mismos sin posibilidad de defendernos. Asimismo esa autocrítica también puede colaborar a incrementar los síntomas asociados a la depresión como la falta de motivación y la desgana.

Hay además ciertas emociones mal llamadas “negativas” que evitamos sentir o hacer algo con ellas y que a largo plazo trae consecuencias en nuestra salud mental. A diferencia de la depresión, que a menudo se asocia con apatía, falta de energía y desmotivación, la rabia puede proporcionar un impulso de energía que puede movilizar a una persona a tomar acción, lo cual puede ser un primer paso para salir de un estado depresivo.

¿Crees que sufres de ansiedad y/o depresión? En Estar Contigo podemos acompañarte.

Webinar: Presentación del libro “Yo me transformo: terapia sin filtros para mujeres”

En esta ocasión, venimos a presentarte un webinar muy especial en el que las mujeres han sido las protagonistas. Una sesión dedicada a esas mujeres que buscan conectar de nuevo consigo mismas.

Sobre cómo conseguirlo, precisamente, hemos estado hablando con Buenaventura del Charco, director clínico de Estar Contigo Terapia, y Guada Sánchez, de Eyas Psicólogía, psicología centrada en las mujeres. En esta ocasión, además, Guada ha aprovechado para presentar su nuevo libro “Yo me transformó: terapia sin filtros para mujeres”, donde este tema se convierte en el eje central del mismo.

webinar yo me transformo

¿Qué se ha tratado en este webinar centrado en la terapia para mujeres?

Durante el webinar, se ha puesto el foco en las mujeres que buscan tener de nuevo esa conexión con su interior. A través de esta conversación, hemos repasado las claves que se tratan en el libro “Yo me transformo: terapia sin filtros para mujeres” tales como:

  • Diferentes estilos de apego.
  • Cómo funciona el sistema nervioso.
  • Cómo se construyen las emociones.
  • Cómo sanar las heridas.
  • Cómo conectar con una misma.

¿Quieres volver a escuchar los consejos proporcionados por Guada Sánchez y Buenaventura del Charco desde sus diferentes enfoques? ¿O puede que, en tu caso, no pudiste acudir a la cita en directo? Sea cual sea el motivo, ahora es un buen momento para ver de nuevo a estos dos profesionales, conocer sus puntos de vista y las respuestas que han proporcionado a las preguntas concretas que les han realizado.

Guada Sánchez y Eyas Psicología

Guada Sánchez cuenta con una larga experiencia ayudando a mujeres a que conecten consigo mismas, ofreciendo al mundo la mejor versión de sí mismas. A través de Eyas psicología, en sus sesiones de terapia grupal se dan cita mujeres que quieren mejorar sus relaciones y sentirte seguras.

De esa manera, consigue transformar su día a día utilizando las sesiones, ejercicios basados en investigación psicológica, vídeos para el desarrollo personal orientados al cambio interior y sesiones innovadoras de coaching.

Guada y Buenaventura webinar yo me transformo webinar yo me transformo terapia sin filtros

Ser hipocondríaco: cómo superarlo y no obsesionarte con estar enfermo

¿Qué significa hipocondría?

A lo largo de tu vida habrás oído el término de hipocondría, y es posible que alguien te haya dicho que eres hipocondríaco cada vez que sientes que algo no está bien con tu salud. Este término se define como una afección caracterizada por una preocupación constante y angustiosa por la salud, teniendo esta un papel central en la vida de quien la padece, generando una hipersensibilidad e hipervigilancia constante hacia los cambios o reacciones que ocurren en tu cuerpo.

Preocuparte por tu salud es algo adaptativo, sin embargo, deja de serlo cuando la preocupación es extrema y sobre algo que realmente no está pasando

Síntomas del hipocondríaco

“Siempre estoy pensando que tengo algo malo” es la frase estrella de las personas hipocondríacas, pero… ¿cuáles son los principales síntomas de la hipocondría? Los resumimos a continuación:

  • Miedo desproporcionado y ansiedad constante por padecer una enfermedad grave o morir.
  • Presencia de dichas emociones independientemente de resultados médicos que digan lo contrario.
  • Interpretación de somatizaciones como problemas en el funcionamiento del cuerpo.
  • Realización de conductas obsesivas (atender a cualquier reacción corporal, medir la tensión o temperatura con frecuencia, etc.).

La ansiedad acaba monitorizando la vida de la persona, dando lugar a síntomas depresivos, falta de concentración, insomnio, y un largo etc.

Cómo tratar la hipocondría

Saber cómo curar la hipocondría implica diferentes pasos:

Conoce el patrón

El objetivo de la conducta hipocondríaca no es solo evitar una enfermedad, sino también evitar pensamientos y sensaciones que nos hacen sentir que vamos a morir o que tenemos una enfermedad, lo que a largo plazo acaba siendo muy destructivo.

Busca el origen

Es importante echar la vista atrás para comprender por qué me comporto de esta forma y así dar sentido a la hipocondría. Por ejemplo:

  • Cuidadores estrictos con el cuidado de la salud o que constantemente han lanzado mensajes de que esta es algo muy frágil y que en cualquier momento podemos enfermar e incluso morir.
  • Haber pasado por un proceso de enfermedad grave en algún momento.
  • Experiencias cercanas de enfermedad o muerte, como familiares que han fallecido repentinamente, o allegados diagnosticados de un problema grave.
  • Haber vivido una infancia donde predominaba el descontrol y la ambivalencia, convirtiéndote hoy en día en una persona con una necesidad constante de que todo esté en equilibrio.

Conoce las emociones que son “la raíz” de la hipocondría

No solamente el miedo a la muerte y a la enfermedad están a la base de la hipocondría, sino también el miedo a sentirnos frágiles y vulnerables. Con el fin de evitar contactar con ello, la persona se atrapa a sí misma en una búsqueda constante de seguridad y control. En dicha búsqueda, lo que acaba sucediendo es que se reprimen dichas emociones (que son primarias), enterrándolas en ansiedad o desesperanza (que son secundarias), manifestadas, por ejemplo, a través de la rumia o la autocrítica constante.

No luches contra los síntomas de ansiedad

Es importante que te des permiso para experimentar el malestar vinculado a la hipocondría. Ten en cuenta que por tu historia de vida la presencia de ansiedad es inevitable, y luchar contra ella acaba siendo más un problema que una solución. El cuerpo es sabio y te está avisando de que algo no va bien, lo cual puede motivarte a buscar ayuda y trabajar sobre viejas heridas emocionales no sanadas.

Por último, a parte de estos pasos, si dispones de los recursos necesarios es recomendable que busques ayuda de un profesional de la psicología.

Cómo ayudar a un hipocondríaco

  • Valida su malestar y evita minimizar o restarle importancia.
  • Escúchalo empáticamente y no lo juzgues por sentirse así, eso solo hará que su autocrítica aumente.
  • Evita alimentar su rumia, tu objetivo es acompañarle, no darle más razones para luchar contra la ansiedad.
  • Recomiéndale que acuda a un profesional de la psicología, haciéndole sentirse acompañado en el proceso de búsqueda de ayuda.

Ghosting: por qué lo hacen y cómo actuar

¿Alguna vez has conocido a alguien con el que todo parecía ir bien, pero de repente desaparece sin dar una explicación? Incluso es posible que esa misma persona reaparezca con el tiempo, vuelva a dar comienzo esa interacción fluida, y de la nada vuelva a desaparecer. Si es así, lo más seguro es que seas o hayas sido víctima del fenómeno ghosting.

¿Qué es ghosting?

Te estarás preguntando, ¿qué es hacer ghosting? Es una conducta nacida en la era digital, donde quien lo hace deja de contestar a tus mensajes y llamadas, poniendo fin al contacto de forma abrupta y sin dar una explicación. Esto acaba generando en la víctima de ghosting una sensación de incertidumbre e inestabilidad, ya que no entiende el porqué de este comportamiento.

Perfil de una persona que hace ghosting

En ocasiones es difícil entender los motivos por los cuales una persona hace ghosting, y eso es precisamente lo que afecta a las víctimas de este. Sin embargo, si algo caracteriza a la persona que lo hace, es la falta de responsabilidad afectiva por su parte, es decir, la falta de consideración o conciencia sobre el impacto emocional de su comportamiento sobre el otro.

En muchas ocasiones, la persona que hace ghosting también lo aplica con el objetivo de manipular y controlar a otros. Esto lo consigue desapareciendo y reapareciendo cada cierto tiempo, haciendo que la víctima se “enganche” a él ya que genera la esperanza de que siempre vuelva a contestar.

Impacto emocional en la víctima del ghosting

El ghosting puede llegar a tener un fuerte impacto emocional en sus víctimas. Este tipo de conductas produce en el otro una sensación de angustia frente a la incertidumbre que se crea. Al inicio la persona parece dispuesta a conocerte y a hablar contigo, sin embargo, en un punto deja de mandarte mensajes y de responder a los tuyos, e incluso puede llegar a bloquearte sin darte ninguna explicación.

La forma en la que se reacciona al ghosting depende de la persona, pero muchas veces tendemos a culparnos a nosotros mismos por recibirlo, puesto que pensamos que, si esa persona ha decidido ignorarnos, es porque no somos lo suficientemente interesantes y por tanto somos propensos a que más gente vaya a hacérnoslo. Al final, este tipo de pensamientos están vinculados a nuestra autoestima y nuestro autoconcepto, y son una forma de intentar controlar y dar explicación a la conducta del que lo aplica, sin pararnos a pensar que simplemente es una falta de responsabilidad por su parte, ya que lo idóneo, si se va a cortar una relación, es que al menos se explique el motivo.

Qué hacer cuando te hacen ghosting

Existen diferentes formas de reaccionar ante el ghosting, las cuales vamos a desarrollar a continuación:

Permítete sentir

En ocasiones la ansiedad nos controla y buscamos calmarla intentando retomar el contacto con la otra persona, o rumiando sobre los motivos por los cuales ha cesado el contacto. Es importante que te permitas sentir ese malestar de cara a poder aceptarlo. Sentirse ansioso por el ghosting es normal, y el permitirte sentir, a la larga, hará que tu relación con tus emociones mejore y aprendas a gestionarlas más efectivamente.

No cuestiones ni te eches la culpa

Es fundamental que sepas que cualquier conclusión o culpa que saques de una conducta de ghosting no es el reflejo de la realidad. El motivo por el que la persona lo hace es desconocido, y esa persona es la única responsable de saber por qué lo hace, no tú.

No intentes recuperar el contacto

Como se mencionó anteriormente, el intentar recuperar el contacto es una forma de calmar esa ansiedad que sientes por la desaparición abrupta de esa persona. Sin embargo, si quieres aprender a gestionar mejor dicha ansiedad, así como respetarte más a ti mismo, no debes luchar por recuperar el contacto, ya que eso incluso puede dar lugar a una dinámica en la que el otro tenga poder sobre ti.

Tú eres la prioridad

Está bien preocuparte por los demás, siempre y cuando también seas capaz de dar un espacio a tu necesidad. Si una persona te hace ghosting frecuentemente, debes analizar hasta que punto te está afectando y hasta que punto te estás respetando a ti mismo no cortando el vínculo con esa persona. Antes que el bienestar de la persona que no está siendo responsable contigo, está el tuyo.

Anhedonia o no sentir nada: causas y cómo recuperarte

A nivel interno, solemos sentir un amplio espectro de sensaciones corporales y emociones diversas que nos conmueven y que en ocasiones son difíciles de sostener. Al otro lado del espectro, tenemos a las personas que son incapaces de sentir nada. Como si su cuerpo estuviese anestesiado y no fuesen capaces de notar ningún movimiento interno. En este artículo, veremos qué pasa con esto último: la anhedonia.

¿Qué es anhedonia?

El término “anhedonia” proviene del griego y significa-, “falta de” y -hedoné, “placer”. Por lo tanto, es la pérdida de la capacidad de experimentar placer, interés o satisfacción en actividades del día a día. Pero esta definición sólo atiende al placer y sentimientos positivos, cuando hay personas que son incapaces de sentir nada, sea positivo o negativo. Es esta apatía frente a la vida la que caracteriza la anhedonia.

En algunos casos, se suele relacionar con la depresión debido a la comorbilidad de algunos de los síntomas que presenta esta incapacidad de sentir.

Síntomas de la anhedonia

¿Cómo sé que tengo anhedonia? Los síntomas más comunes de este problema son:

  • Pérdida de interés en la mayoría de las actividades del día a día.
  • Fatiga o sensación de energía muy baja durante el día.
  • Incapacidad de sentir placer y dificultades para recordar la última vez que se experimentó, más la frustración por no poder sentir esto.
  • Problemas psicosomáticos o dolor crónico.
  • Sentimientos de culpa o inutilidad recurrentes.
  • Aislamiento social progresivo de la persona con respecto a su entorno.

¿Por qué no sientes nada emocionalmente?

El psicólogo humanista y padre de la Terapia Focalizada en la Emoción, Leslie Greenberg, habla del término “autointerrupción”, que nos sirve para explicar las causas de la anhedonia. La autointerrupción es un bloqueo emocional que provoca el cuerpo cuando hemos sentido demasiado dolor o sentimientos que nos han desbordado en exceso previamente y que no han sido atendidas por la propia persona ni por los seres queridos que la rodean. Por ejemplo, la persona sintió una emoción intensa de tristeza, rabia o miedo que no fueron tenidas en cuenta ni escuchadas por sus familiares y amigos (“no es para tanto”, “no entiendo por qué te sientes así”) o la persona fue atacada y culpabilizada por mostrar esas emociones (“eres un llorón débil”, “los niños buenos no se enfadan ni gritan”).

Entonces, ¿por qué no siento nada emocionalmente? Porque, en su día, te desconectaste de ti mismo para no sentir la invalidación o el ataque hacia tu mundo interior y tu experiencia, evitando así sentirte mal para adaptarse mejor a la situación. El problema es que esta desconexión ha perdurado contigo y se ha vuelto desadaptativa, provocando una sensación de anhedonia extendida a tu día a día. Tu cuerpo bloqueó las emociones que fueron rechazadas por figuras importantes y, con el tiempo, también se fueron bloqueando el resto de sensaciones, fueran negativas o positivas.

Qué hacer para evitar la sensación de no sentir nada

Para recuperar las sensaciones propias y reconectar con uno mismo, es preciso volver a poner el foco y atender aquellas reacciones y emociones que en su día fueron “desterradas” y castigadas por personas significativas. En su día no fueron validadas como hubiésemos necesitado y ahora es nuestra labor expresar y reprocesar todo el dolor que ello nos provocó. Legitimando así la experiencia propia y la validez de lo que sentimos.

Por otro lado, expresar y poner en palabras esas sensaciones internas nos pueden ayudar a entendernos a nosotros mismos. Para seguir profundizando en esa comprensión, el siguiente paso es mirar para identificar la necesidad que se quedó sin cubrir en esa emoción que fue rechazada por los demás. ¿Tienes alguna pérdida que quieres llorar pero en su día no pudiste? ¿Tienes algún enfado pendiente que quisiste expresar para protegerte y poner un límite?

Algo que puede ayudar a reconectarte con tu cuerpo y poner atención sobre diferentes sensaciones son ejercicios de mindfulness y respiración. No son el pilar central del abordaje para este problema ni la gran solución, simplemente sirven como apoyo en este proceso de desbloqueo. Por supuesto, te recomendamos que practiques esto con la ayuda de un profesional que te pueda guiar y acompañar en estos ejercicios.