Insomnio por ansiedad: síntomas y como tratarlo

El insomnio por ansiedad está caracterizado por la dificultad para conciliar o mantener el sueño debido a un elevado nivel de activación fisiológica y asincronía con los ritmos circadianos. Factores que se encuentran motivados por un déficit de higiene de sueño y problemas emocionales subyacentes. Esta problemática puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, interfiriendo con las actividades cotidianas y el bienestar general.

En este artículo, exploramos la relación entre el insomnio y la ansiedad, los síntomas asociados y algunas de las estrategias efectivas para tratar este problema.

Relación entre el insomnio y ansiedad

El insomnio y la ansiedad están estrechamente relacionados entre sí; uno puede ser el resultado del otro y viceversa, generando un círculo vicioso que impacta significativamente en nuestro bienestar y calidad de vida.

Por un lado, la ansiedad puede desencadenar insomnio debido a procesos cognitivos que se manifiestan por la noche a raíz de problemas emocionales, como la preocupación, la obsesión y la rumiación hacia una o diversas temáticas, así como la proyección hacia el futuro desde un prisma catastrófico que posiciona a la persona en situación de vulnerabilidad.

Este estado mental da lugar a una sobreactivación fisiológica, comúnmente denominada ansiedad (por ejemplo, aumento de la frecuencia cardiorrespiratoria, tensión muscular, dilatación de pupilas, etc.), resultante de la activación del sistema nervioso simpático, que se encarga de activar los sistemas de supervivencia (mecanismo de lucha-huida) para afrontar problemas o situaciones peligrosas que el cerebro interpreta que están ocurriendo in situ o son inminentes. Este estado de activación es opuesto a la relajación necesaria para inducir un estado de somnolencia que facilite el sueño, por lo que, si se experimenta de forma recurrente, podría desencadenar un trastorno del sueño al generar una alteración en los ritmos circadianos, como veremos un poco más adelante.

Por otro lado, el insomnio originado por tener malos hábitos de sueño puede desembocar en un estado de ansiedad mediante la atención selectiva o vigilancia hacia la propia dificultad para conciliar el sueño y la imposición de la propia persona a dormir. En este sentido, si mantenemos el foco en la dificultad, puede surgir un estado de preocupación con pensamientos de temática hipocondríaca (miedo a los propios síntomas) como: “¿Me pasará algo?” o “¿Tendré algún problema de salud?”, lo que desencadena la ansiedad y dificulta el sueño por los mecanismos mencionados en el párrafo anterior. Esta preocupación, sumada a los “debería” o “tengo que…” “dormir como los demás” o “a una hora específica” (sin tener sueño), nos lleva a desesperarnos en la cama, a movernos continuamente y a propiciar un estado de activación por el movimiento y la desesperación que, si es mantenido noche tras noche, propicia una asociación aversiva entre noche y dormir, que convierte cada intento en una pesadilla.

Síntomas de tener insomnio por ansiedad

Los síntomas que una persona puede desarrollar a causa de padecer insomnio por ansiedad pueden ser físicos, cognitivos y emocionales y pueden repercutir en nuestras relaciones personales y actividades cotidianas (conducir, trabajar, estudiar, etc.).

-Síntomas físicos: Fatiga y cansancio persistentes; dolores de cabeza; problemas digestivos; dificultad para coordinar movimientos; tensión muscular; debilitamiento del sistema inmunológico; problemas cardiovasculares a largo plazo, etc.

-Síntomas emocionales: irritabilidad y cambios de humor; cambios en el estado de ánimo; sensación de estrés y sobrecarga emocional; baja tolerancia a la frustración; pérdida de interés en actividades placenteras, etc.

-Síntomas cognitivos: problemas de concentración y atención; dificultad para tomar decisiones; problemas de memoria; confusión o sensación de estar «nublado»; preocupación y rumiación excesiva por la falta de sueño, etc.

Cómo combatir el insomnio por ansiedad

El insomnio por ansiedad se combate desde la implementación de hábitos saludables de sueño y abordando las causas subyacentes de la ansiedad.

El insomnio implica la incapacidad para conciliar el sueño nocturno debido a un fallo de sincronización con los ritmos circadianos. Dichos ritmos serían como “relojes” biológicos de 24 horas, encargados de “activar” o “desactivar” muchas de nuestras funciones biológicas (p.ej., cuando tenemos que dormir, estar despierto, comer, nuestro estado de ánimo, fuerza muscular, metabolismo, la liberación de determinadas hormonas, la temperatura corporal o la producción de orina). Su funcionamiento está estrechamente ligado a los ciclos de luz y oscuridad, es decir, al día y la noche, donde de forma natural estamos despiertos y durmiendo, respectivamente, por lo que mantenerse en un estado de vigilia durante la noche produciría lo que se denomina cronodisrupción, es decir, una alteración del ritmo circadiano que volvería “loco” a este reloj biológico y generaría la activación y desactivación de funciones fisiológicas de manera desordenada o a destiempo, lo que da lugar a los síntomas anteriormente descritos.

El factor clave para el mantenimiento del insomnio es la realización de conductas de compensación, es decir, una persona que no duerme por la noche tiende a dormir por el día y combatir su somnolencia diurna a través de estimulantes, como el café, té, bebidas energéticas, etc. Esto que aparentemente puede ser una solución “lógica” al cansancio acumulado porque la persona no ha dormido durante la noche anterior y se siente cansada, perpetúa la cronodisrupción, ya que la persona no tiene sueño porque ya ha dormido durante el día o está tan estimulada que le es imposible conciliar el sueño.

Establece una rutina de sueño regular

En base al apartado anterior, la pauta que podemos considerar más importante de todas es tratar de mantener un horario regular de sueño, es decir, tratar de acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, procurando dormir de 7 a 9 horas de sueño y de forma sincronizada con los ritmos circadianos, es decir, acostarse en la franja de 21:00 a 24:00 de la noche y levantarse de 6:00 a 9:00 de la mañana. Esto, llevado a la vida cotidiana, implicaría que si una persona trasnocha acostándose a las 3:00 de la mañana por trabajo, ocio, o ha tenido una mala noche, tendría que levantarse de 6:00 a 9:00 para evitar cronodisrupción. En caso de realizar siestas, es importante que sea de 30 a 45 minutos máximo y se produzca entre las 13:00 y 15:00 de la tarde.

Crea un ambiente propicio en tu dormitorio

Para favorecer la regularidad, es importante cuidar el contexto del sueño. A continuación, os dejaremos varias sugerencias:

  • Trata de mantener un entorno limpio y organizado, sin estímulos que puedan producir distracciones o llamar tu atención.
  • Airea o refresca la habitación antes de dormir (la temperatura óptima para facilitar el sueño oscila entre 18 y 21 °C).
  • Trata de que el dormitorio esté lo más oscuro posible cuando te acuestes. Si, por cualquier circunstancia, no puedes reducir la luminosidad del dormitorio completamente, puedes hacer uso de un antifaz.
  • Reduce o elimina los ruidos del dormitorio y/o de otras estancias del domicilio. Si las condiciones te lo impiden, puedes utilizar tapones.
  • Reduce el número de aparatos electrónicos presentes en el dormitorio y/o apágalos al dormir. (Hay estudios que sugieren que los campos electromagnéticos perjudican el sueño).
  • Usa ropa de cama cómoda. Lo más recomendable es que sean de materiales naturales, como algodón o látex natural, sin disolventes. Asimismo, escoge sábanas de fibras naturales que permitan la evaporación del sudor. Como estructura de cama, el somier de lamas es ideal, ya que permite la transpiración.
  • Incorpora alguna planta de interior en el dormitorio, ya que facilitan la purificación del aire y ayudan a regular la humedad ambiental.
  • Usa un difusor con aceites esenciales (p. ej., lavanda, mandarina, manzanilla romana o hierbaluisa) y conéctalo 30 minutos antes de ir a dormir. Dichas esencias pueden facilitar un estado de relajación, sobre todo si antes se ha asociado la fragancia a un estado de relajación profundo (este proceso se denomina en psicología anclar un olor).

Limita la exposición a pantallas antes de dormir

Trata de no exponerte a pantallas al menos una horas antes de acostarte (ordenadores, teléfonos móviles, tablets, televisión, etc.). Esta indicación es una de las más difíciles de cumplir, porque culturalmente nuestro ocio y formas de comunicación están dominadas por las pantallas. Sin embargo, puede marcar la diferencia en un problema de insomnio.

La importancia de esta pauta está motivada por la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos, la cual puede suprimir la producción de melatonina, una hormona responsable de regular el ciclo de sueño-vigilia, que alcanza sus concentraciones máximas en el organismo por la noche, con el propósito de señalizar al organismo que ha llegado la hora de dormir.

Mantén una dieta equilibrada

Trata de tener una alimentación equilibrada, procurando cenar de dos a tres horas antes de acostarte y evitar el picoteo posterior, esto permite que tu cuerpo tenga el tiempo necesario para realizar una adecuada digestión antes de dormir.

Durante la cena, es crucial evitar ciertos tipos de alimentos, como las especias picantes, los alimentos ultraprocesados, las grasas saturadas y los fritos. Estos alimentos pueden aumentar la temperatura corporal, causar indigestión y reflujo ácido interrumpiendo el sueño.

Por último, trata de reducir el consumo de líquidos por la noche ya que esto ayuda a evitar despertares nocturnos por la necesidad de ir al baño ante las presiones de la vejiga.

Haz ejercicio de forma regular

El ejercicio regular puede tener un impacto positivo en el sueño debido a su capacidad para sincronizar los ritmos circadianos. La actividad física regular durante el día puede promover una mayor sensación de vigilia y alerta al elevar la temperatura corporal y aumentar la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Estos neurotransmisores son clave para regular el estado de ánimo y la vigilia, lo que contribuye a fortalecer la señalización de los ritmos circadianos y facilita la transición hacia el sueño durante la noche.

Es importante dejar un período de 3 a 4 horas entre el ejercicio físico y la hora de acostarse para permitir que el nivel de activación fisiológica disminuya. Esto asegura que el cuerpo tenga tiempo suficiente para enfriarse y relajarse después del ejercicio y se facilite un estado de somnolencia nocturno que induzca al sueño.

Evita mirar el reloj si te desvelas

Cuando una persona se despierta durante la noche y mira el reloj, puede aumentar su ansiedad al calcular cuánto tiempo lleva despierto o cuánto le queda para dormir. Esta preocupación por el tiempo puede dificultar aún más conciliar el sueño y perturbar su ciclo de descanso. Por eso, es recomendable tener un despertador sin retroiluminación y dejar el móvil fuera de la habitación o lejos para evitar la tentación de cogerlo.

De hecho, en estos casos cuando una persona se desvela lo más recomendable es salir de la cama para evitar que se establezca una asociación aversiva, fruto de la frustración que implica no poder dormir y obligarse a ello tal y como argumentamos en el apartado relación insomnio y ansiedad.

Consulta con un profesional

Por último para finalizar este artículo te sugerimos que consultes con un profesional de la salud si experimentas insomnio persistente debido a la ansiedad.

Un profesional puede ayudarte a identificar las causas subyacentes de tu ansiedad y proporcionar estrategias para mejorar tu higiene del sueño, adaptando a tu caso las recomendaciones anteriormente realizadas y otras que por motivos de extensión no hemos podido incorporar.

TDAH en adultos: síntomas y tratamientos en esta fase

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por un patrón persistente de inatención y/o impulsividad que interfiere con el funcionamiento de la persona. En el caso de obtener el diagnóstico en la adultez, hay que tener en cuenta que la persona ha vivido toda su vida sin saber que tenía TDAH, con las posibles consecuencias que esto acarrea.

Síntomas del TDAH en adultos: ¿cómo diferenciarlo de otros trastornos?

Entre los rasgos del TDAH en adultos, o los síntomas para detectarlo, encontramos los siguientes:

Relacionados con la Inatención:

  • Dificultad para concentrarse o mantenerse enfocado en tereas o actividades.
  • Dificultades para organizar el tiempo o las tareas.
  • Olvidos frecuentes.
  • Tendencia a distraerse.
  • Dificultad para seguir instrucciones o realizar secuencias de pasos en el orden establecido.

Relacionados son la Hiperactividad/Impulsividad:

  • Inquietud interna, con una necesidad constante de moverse de un lugar a otro o mover una parte del cuerpo.
  • Tendencia a hablar en exceso o interrumpir a los demás.
  • Toma de decisiones precipitadas sin considerar consecuencias a largo plazo.
  • Baja tolerancia a la espera.

En adultos, el TDAH puede dar lugar a problemas laborales y dificultades en las relaciones interpersonales. Además, puede llevar a la persona a desarrollar una baja autoestima, estrés y ansiedad. Así mismo, las personas que han recibido un diagnóstico tardío pueden presentar diversos problemas emocionales, ya que el no saber de dicha condición, los ha llevado a pensar que había algo malo en ellos, alimentando mucho su autocrítica, de la cual es difícil desprenderse al día de hoy aun sabiendo que tienen TDAH.

Terapias psicológicas para el TDAH en adultos

Cuando uno busca en internet “TDAH adultos tratamiento” puede encontrar una variedad infinita de estos. A continuación, vamos a destacar varios:

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): ayuda a desarrollar habilidades para organizar tareas, gestionar tiempo y controlar la impulsividad.
  • Terapia de Conducta: utiliza sistemas de recompensa para fomentar comportamientos deseados y disminuir no deseados.
  • Mindfulness: ayuda a mejorar la atención y reducir la impulsividad mediante técnicas de meditación.
  • Terapia Familiar: ayuda a los miembros de la familia a entender el TDAH, mejorar la comunicación y desarrollar técnicas de apoyo para la persona.
  • Terapia Focalizada en la Emoción (TFE): esta terapia es especialmente útil en adultos que han obtenido un diagnóstico tardío del TDAH, ya que ayuda a reducir el alto nivel de crítica, fomenta la autocompasión, y facilita que la persona sea capaz de tomar sus propias decisiones y busque la vida que desea vivir sin necesidad de que otros le impongan el cómo debe vivir ni las decisiones que debe tomar. Además, es una terapia que te ayuda a mejorar la relación con las emociones, facilitando el que puedan gestionarlas de forma más efectiva.

¿Por qué ocurren los ataques de ira en adultos con TDAH?

Existen múltiples motivos por los cuales los adultos con TDAH pueden tener ataques de ira constante:

  • Sobrecarga sensorial y emocional: la sensibilidad hacia estímulos externos o emociones propias puede generar estados de ira.
  • Frustración: las dificultades para adaptarse a las demandas del entorno pueden generar frustración en los adultos con TDAH.
  • Problemas de autoestima y autocrítica: la sensación de que todo lo haces mal puede dar lugar a un estado de hipersensibilidad constante, donde, cada vez que sientes que alguien te juzga por algo, tu forma de reaccionar es a través del enfado al ser un tema que te afecta.
  • Estrés y ansiedad: estos estados también pueden generar hipersensibilidad frente a cualquier cosa que pasa, pudiendo reaccionar con enfado.
  • Dificultades en la regulación emocional: la dificultad o incapacidad para gestionar las emociones también puede llevar a un estado de enfado e ira constante.

Técnicas de organización y planificación para adultos con TDAH

  • Uso de Agendas y Calendarios para organizar el tiempo y las tereas del día a día. Además, es recomendable el uso de un calendario digital que te permita ponerte recordatorios.
  • Mantener el espacio (trabajo, escuela, hogar, etc) ordenado, de forma que te sea más fácil identificar cada cosa en su lugar.
  • Establecer una serie de rutinas y hábitos, e intentar que cada actividad siga un horario y frecuencia constante. Por ejemplo, poner una hora al día para el ocio, otra para el ejercicio, etc. Es importante además disponer de espacios para descansar y pasar tiempo con uno mismo.
  • Disponer de un espacio libre de distracciones como el móvil, facilitando el focalizar la atención.
  • Delegar trabajo y pedir ayuda, ya que en muchas ocasiones no podemos hacerlo todo solos y necesitamos reducir la carga de trabajo, de forma que el que sí tengamos que hacer, lo realicemos de la forma más eficiente posible.

Hipersensibilidad emocional, ¿cómo afecta a la persona?

¿No has notado que la forma en la que otros actúan te afecta más de lo que te gustaría? ¿Sientes que eres una persona muy sensible ante cualquier cosa que te pasa? Si la forma en la que otros se comportan contigo te afecta hasta el punto de condicionar tu vida o tus relaciones, es posible que seas una persona emocionalmente hipersensible.

¿Qué es la hipersensibilidad emocional?

La hipersensibilidad emocional es un rasgo de la personalidad en el que la persona experimenta una fuerte sensibilidad ante las cosas que ocurren a su alrededor, especialmente ante críticas, actitudes o conductas de otros, hasta el punto de que esta sensibilidad acaba afectando negativamente a la vida de quien la tiene.

Síntomas y comportamiento de una persona hipersensible

Existen múltiples síntomas y comportamientos comunes en las personas hipersensibles:

  • Efusividad desproporcionada: reaccionar y expresar de forma desproporcionada emociones como la alegría, el miedo, la tristeza a través del llanto, etc.
  • Impulsividad y bajo autocontrol emocional: incapacidad para contener sus emociones, lo cual acaba generando múltiples conflictos y una mala imagen ante otros.
  • Tendencia a guardar rencor y dificultad para perdonar a otros.
  • Sensibilidad constante ante las opiniones, críticas y formas de comportarse de otras personas.
  • Necesidad de aprobación por parte de otros.
  • Tendencia a interpretar las cosas de forma exagerada o alejada de la realidad: muchos de los conflictos para las personas hipersensibles surgen por sentirse vulneradas por acciones que no han ocurrido o que realmente no son tan graves.
  • Dificultad para calmarse tras un conflicto.

En general, vemos que algo común en estos síntomas es que la personalidad hipersensible suele estar vinculada a dificultades para establecer vínculos con los demás debido a los conflictos y malentendidos que se generan, haciendo que otros se acaben alejando de la persona, lo cual genera un fuerte sentimiento de soledad e incomprensión.

Hipersensibilidad emocional: Causas

Existen diferentes causas que explican el por qué una persona es hipersensible. Muchas de estas causas pueden deberse a factores genéticos u orgánicos, pero en la mayoría de los casos, esta personalidad surge por las circunstancias e historia de vida de la persona, como, por ejemplo:

  • Experiencias traumáticas en el seno familiar, vinculadas a situaciones de conflicto y violencia constantes en la familia, ya sea habiendo sido víctima o espectador de las mismas.
  • Experiencias de acoso en la escuela.
  • Haber sido fuertemente criticado por tus allegados a lo largo de tu vida.
  • Tener una herida de abandono.

Cómo tratar la hipersensibilidad emocional

Los conflictos y la soledad que experimentan las personas hipersensibles acaban generando en ellos una fuerte culpa y una tendencia a la autocrítica, como forma de intentar dar explicación o significado a lo que ocurre, evitando así transitar por aquellas heridas que son verdaderamente dolorosas. Tratar la hipersensibilidad emocional implica los siguientes pasos:

Identifica el origen: algo que puede ayudar a la persona hipersensible es ver y comprender cómo ha llegado a formarse esa personalidad. El haber pasado por experiencias traumáticas, como una relación de maltrato, o unos padres terriblemente exigentes, hace que las personas se vuelvan hipersensibles a como los demás se comportan, ya que vinculan cualquier elemento de su entorno a esas experiencias. El ser capaz de visualizar esto, puede ayudar a darle un significado al comportamiento que va más allá del síntoma.

Muestra compasión contigo mismo: conectando con lo anterior, el comprender el origen es el primer paso para ser compasivo contigo. La forma en la que te hablas y te tratas influye mucho en tu proceso de cambio.

Rodéate de un entorno seguro para ti: si tienes la posibilidad, rodéate de un entorno que conozca tu circunstancia, en el que poder apoyarte cuando las cosas sean difíciles y en el que te sientas comprendido.

Transita por tus heridas y conoce tu verdadera necesidad: las heridas del pasado están vinculadas a necesidades no cubiertas que siguen pesándote hoy en día. El querer trabajar sobre el autocontrol emocional está bien, pero no servirá de nada si no vas a la verdadera raíz del problema. Conocer aquello que necesitaste y no se te dio en el pasado, aceptar que esas necesidades no podrán ser cubiertas por aquellos que debían hacerlo, y posicionarte de forma que seas tú mismo, en la actualidad, quien se permita pasar por ese “duelo” y cubrir tus propias necesidades actuales, te ayudará a la larga a gestionar mejor tus emociones y a tener una vida más satisfactoria y significativa.

Trastornos alimenticios: causas y cómo tratarlos

¿Qué son los trastornos alimenticios (TCA)? Estos son entendidos como una patología donde el individuo tiene creencias negativas sobre su imagen corporal y la comida, que vienen acompañadas de comportamientos de restricción de ingesta, atracón, o expulsión de los alimentos. Sin embargo, aunque el foco siempre se ha puesto en estos aspectos, lo cierto es que hay algo mucho más profundo que comparten las personas con un TCA, y es el alto nivel de autoexigencia y la necesidad de control.

Tipos de trastornos alimenticios

La quinta edición del manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM-V) registra la existencia de los siguientes tipos de trastornos alimenticios:

  • Anorexia Nerviosa: restricción de ingesta de alimentos que conduce a un peso corporal significativamente bajo.
  • Bulimia nerviosa: episodios recurrentes de atracones de comida acompañados de comportamientos compensatorios para prevenir el aumento de peso, como la inducción de vómitos, el consumo de laxantes o la realización de ejercicio excesivo.
  • Trastorno por Atracón: episodios recurrentes de atracones sin comportamientos compensatorios, donde el atracón se puede producir de forma muy rápida, se consumen alimentos hasta no sentir hambre, o se busca la sensación de culpa que se produce después.
  • Trastorno de Alimentación Evitativa/Restrictiva: preocupación por la imagen corporal donde se tiene una alimentación inadecuada, una pérdida significativa de peso, y una deficiencia nutricional que no se pueden explicar por la falta de alimentos en el entorno.
  • Pica: ingesta persistente y constante de alimentos no nutritivos.
  • Trastorno de Rumiación: regurgitación repetida de alimentos que pueden ser remasticados, redeglutidos o escupidos.
  • Trastornos de la Alimentación No Especificados que causan angustia y deterioro en el individuo, pero no cumplen con los criterios de los otros trastornos.

Causas más comunes

Las causas más comunes que, al entrar en interacción, pueden desembocar al desarrollo de un TCA, son las siguientes:

Factores biológicos

Diferentes factores biológicos como la predisposición genética (historial de familias con problemas para perder o ganar peso), disfunciones neuroendocrinas, problemas en el metabolismo basal o alteraciones en el sistema inmunológico pueden relacionarse con la aparición de los TCA.

Factores sociales

Entre los factores sociales que influyen en el desarrollo de los TCA encontramos

  • Cultura de la Imagen y le importancia que se da en redes sociales y los medios de comunicación al físico.
  • Presión y comparación social.
  • Cultura de la dieta y la alimentación sana: aunque la idea de esta cultura es que las personas consumamos alimentos de forma responsable y por nuestra salud, lo cierto es que a veces puede llevar a una mala relación con la comida y al miedo a engordar.

Factores psicológicos

Los factores psicológicos son cruciales para entender el desarrollo de los TCA, entre ellos encontramos:

  • Baja autoestima: la percepción negativa de uno mismo puede hacer que la persona sea más vulnerable a la presión social y por tanto a desarrollar un TCA.
  • Altos niveles de autoexigencia: el perfeccionismo y la autocrítica constante para hacerlo todo bien hace que la persona se vea en una constante sensación de no ser suficientemente buena para ser aceptada o valorada, lo cual la lleva a un estado de autocastigo, que a su vez desencadena ansiedad, baja autoestima e irritabilidad.
  • Necesidad de control: esto hace referencia a un fuerte miedo a la vulnerabilidad, a ser débil o estar expuesto al rechazo. Esto hace que la persona lleve su conducta justo al extremo contrario, es decir, a la necesidad de saber que tiene el control de lo que pasa.
  • Trauma: experiencias traumáticas como el abuso físico, emocional y sexual pueden dar lugar a una sensación de asco y desconexión con el cuerpo, dando como resultado un TCA como forma de afrontar el dolor emocional.

Cómo tratar los trastornos de la alimentación

Identificar por qué necesito controlar

Las personas que sufren problemas alimentarios han estado expuestas a situación de bullying, a padres excesivamente críticos o a abusos sexuales, es decir, situaciones muy ambivalentes y llenas de descontrol.

En general, se produce una asociación entre malestar y no control, por tanto, ahí surge la necesidad de controlarlo todo.

En esas situaciones extremadamente vulnerables, la persona desarrolló un mecanismo de defensa para poder sobrellevar todo el malestar, es decir, evitar contactar con nuestro yo más débil y vulnerable.

Cuando esa persona se hace adulta, ha cronificado esta forma de actuar, y en cuando aparecen situaciones de descontrol, la forma de sentir que tiene el control surge de muchas maneras, y en este caso, es a través de la comida, con el fin de compensar.

A su vez, esto acaba generando un alto nivel de autoexigencia, autocrítica y culpa, nuevamente como intento de controlar y dar sentido a lo que está pasando, evitando así que aparezca esa parte vulnerable que nunca fue atendida, y que nuestra atención esté en el autocastigo.

Abraza a tu niña o niño interior, tiene derecho a ser vulnerable

Las personas con un TCA emocionalmente han asociado la vulnerabilidad al dolor, y por tanto rechazan esta parte de sí mismas, tapándolas con capas y capas de autocrítica y control. Es necesario que muestres una apertura a tu vulnerabilidad, y que le des el espacio y el cuidado que nunca nadie le dio antes, ya que el vernos vulnerables es lo que nos moviliza al cambio. 

Verte vulnerable implica además abrazar a esa niña interior no atendida en la infancia, que igual necesitaba un abrazo o que sus seres queridos le asegurasen que todo iba a ir bien. Esa niña necesitaba sentirse segura, e igual así no hubiera necesitado desarrollar un método para sentir que tenía un falso control sobre sus emociones y lo que pasaba en el caos de su mundo.

Acude a un profesional si lo necesitas

Dar paso a esta parte vulnerable no es fácil, especialmente teniendo en cuenta que toda tu vida has desarrollado formas de evitar contactar con ella. Por eso, si entra dentro de tus posibilidades, lo mejor es que acudas a alguien que te acompañe y te sostenga en tu proceso de acompañar a tu niña interior, y, sobre todo, que ese alguien no solo vea tu problema con la comida, sino tu dolor, tus sentimientos de soledad, y te vea a ti como una persona, no como una etiqueta.

Love bombing: señales para identificarlo

En las primeras etapas de una relación, los gestos de afecto y la atención pueden parecer normales e incluso deseados. Sin embargo, el love bombing es una táctica de manipulación que va más allá de los actos románticos comunes, caracterizada por una oleada de amor y atención intensos que puede parecer abrumadora. Este artículo desentraña qué es el love bombing, sus señales, frases comunes asociadas, y qué hacer si te encuentras en esta situación.

¿Qué es love bombing?

El love bombing es una estrategia utilizada para ganarse rápidamente el afecto y la lealtad de alguien mediante una intensa muestra de amor, afecto, y gestos grandiosos. Esta técnica es frecuentemente utilizada por personas que desean manipular y establecer control emocional sobre su pareja. El objetivo principal es crear una dependencia emocional, haciendo que la persona bombardeada se sienta especial e indispensable en la vida del agresor.

El love bombing puede preceder o alternarse con otras técnicas manipulativas, como por ejemplo la comunicación de doble vínculo, donde la comunicación es confusa y contradictoria (p. ej., «Sal con tus amigos y diviértete, pero no entiendo por qué te molestas en tener una relación si prefieres estar con ellos.»); el piropo envenenado, donde aparentemente se lanza un halago pero realmente implica un daño hacia la autoestima y dignidad de la persona (p. ej., «te queda muy bien ese vestido, para lo gorda que estás»); y el ghosting, donde la persona que antes era intensamente afectuosa desaparece sin previo aviso, generando malestar emocional, sentimientos de confusión y culpa, y dificultad para confiar en otras personas.

Señales para reconocer el love bombing

Identificar el love bombing puede ser difícil debido a la naturaleza aparentemente positiva de las acciones involucradas. Aquí te dejamos algunas señales para reconocerlo:

  1. Exceso de elogios y afecto: las personas que practican love bombing suelen abrumar con cumplidos y expresiones de afecto, haciendo que la otra persona se sienta extremadamente valorada en un corto período de tiempo.
  2. Regalos y gestos grandiosos: La entrega frecuente de regalos costosos o gestos grandiosos, como organizar viajes sorpresa o cenas lujosas, es común para mantener la atención centrada en ellos.
  3. Contacto constante: Buscan estar en contacto continuo, enviando mensajes, llamadas o queriendo pasar todo el tiempo posible juntos, creando una sensación de urgencia y dependencia.
  4. Declaraciones de amor rápidas: Manifiestan sentimientos de amor profundo muy pronto en la relación, a menudo antes de que se haya desarrollado una conexión genuina.
  5. Necesidad de compromiso inmediato: Presionan para que la relación progrese rápidamente hacia compromisos mayores, como mudarse juntos o prometerse, a menudo sin tener en cuenta la perspectiva o los deseos de la otra persona.

Frases de love bombing más comunes

Las personas que utilizan love bombing suelen emplear ciertas frases para establecer una conexión emocional rápidamente. Algunas de las frases más comunes incluyen:

  • «Nunca he conocido a alguien como tú.»
  • «Eres lo mejor que me ha pasado.»
  • «Quiero pasar el resto de mi vida contigo.»
  • «Nos conocemos desde hace poco, pero siento que te conozco de toda la vida.»
  • «Haremos todo juntos; no puedo imaginar mi vida sin ti.»
  • «Desde que te conocí, todo en mi vida tiene sentido.»
  • «Eres mi sueño hecho realidad.»
  • «Nunca he sentido algo así por alguien antes.»
  • «No sabía que podía ser tan feliz hasta que te conocí.»
  • «Eres la mitad que me faltaba.»

Qué hacer si has sufrido este ‘bombardeo de amor’

Si sospechas que has sido víctima de love bombing, es crucial tomar medidas para proteger tu bienestar emocional:

  1. Toma distancia: limita el contacto y dale tiempo a la relación para que evolucione de manera natural. Establecer límites claros puede ayudarte a evaluar la relación sin presión.
  2. Habla con alguien de confianza: comparte tus preocupaciones con amigos, familiares o un terapeuta para obtener una perspectiva externa y apoyo.
  3. Evalúa la relación: reflexiona sobre la velocidad y la intensidad de la relación. Enamorarse, tener claros los sentimientos hacia alguien o sintonizar plenamente con una persona nueva no se consigue en una semana o un mes. Pregúntate: ¿me siento presionado/a a comprometerme o a responder con el mismo nivel de intensidad?
  4. Prioriza tu bienestar: asegúrate de que tus necesidades y deseos sean una prioridad en la relación. No te sientas obligado a corresponder a gestos que no te hacen sentir cómodo.
  5. Busca ayuda profesional: si te sientes abrumado o no estás seguro de cómo manejar la situación, considera hablar con un profesional de la salud mental para obtener orientación.

El love bombing puede ser confuso y difícil de manejar, pero reconocer sus señales es el primer paso para protegerte. Asegúrate de que cualquier relación se base en un respeto mutuo y un ritmo natural, en lugar de una dependencia creada artificialmente.

Distimia: síntomas y tratamiento

¿Alguna vez has tenido la sensación de estar constantemente triste, como en un estado de desánimo persistente? En ciertos momentos de nuestra vida, nos ha podido invadir etapas donde nos sentimos tristes, apagados, sin estar a gusto con nosotros mismos. Si esto se mantiene constante en el tiempo, se le conoce como distimia, pero ¿qué es exactamente esto?

¿Qué es distimia?

La distimia es el nombre por el que se conoce al trastorno distímico o trastorno depresivo persistente. Es un trastorno del estado de ánimo, que se caracteriza porque la persona tiende a sentir emociones de tristeza, desánimo, gran pesimismo, desesperanza, falta de apetito, desinterés y otros signos que pueden ser percibidos por el entorno y por la propia persona. Estos síntomas depresivos se tienen que dar durante al menos 2 años, de forma persistente.

Estos síntomas son moderados, no extremadamente intensos, pero que se extienden de forma crónica a lo largo del tiempo. Esto hace que la distimia pase desapercibida y nos pueda costar identificarla, ya que, al no ser tan intensa, los síntomas no son tan visibles.

La distimia nos puede afectar de forma significativa a nuestra vida. Aunque la persona pueda parecer que funciona a simple vista, puede sufrir dificultades para realizar tareas cotidianas como quedar con amigos, estudiar, trabajar o disfrutar de pequeñas actividades, debido al sentimiento de tristeza y fatiga que les invade.

Síntomas de una persona con distimia

Los síntomas de la distimia pueden variar en la intensidad, pero generalmente son:

  • Estado de ánimo depresivo: Sentimientos constantes de tristeza, y vacío.
  • Falta de interés: Pérdida de interés en actividades placenteras.
  • Fatiga: Cansancio constante o falta de energía.
  • Baja autoestima: Sentimientos de no ser válido.
  • Dificultad para concentrarse: Problemas para tomar decisiones o mantener la atención.
  • Cambios en el apetito: Pérdida de apetito o comer en exceso.
  • Alteraciones del sueño: Insomnio o hipersomnia (dormir demasiado).
  • Sentimientos de desesperanza.
  • Irritabilidad.

¿Es lo mismo distimia y depresión?

Aunque la distimia y la depresión puedan compartir síntomas similares, son trastornos diferentes. La diferencia más clara que existe entre la depresión y la distimia es la intensidad y la duración de sus signos y síntomas. Por un lado, las personas con depresión presentan episodios de tristeza y desesperanza muy intensos y dolorosos, pudiendo presentar pensamientos suicidas. Estos episodios pueden durar al menos dos semanas. Por el otro lado, la distimia es algo menos intenso, pero más constante, los síntomas depresivos son menos fuertes, pero se mantienen con nosotros siempre, como una sensación constante de tristeza y desesperanza que nos acompaña.

Es importante remarcar que también se pueden dar ambos trastornos a la vez, por un lado ese estado de tristeza constante la mayor parte del tiempo (distimia), y por otro lado, esos episodios depresivos intensos (depresión). A esto se le conoce como depresión doble.

Cómo salir de la distimia

Aunque como hemos remarcado, a veces pueda resultar complicado identificar la distimia, es importante conocer cómo podemos salir de ella. Existen varias estrategias que pueden ayudar a manejar los síntomas y reducirlos.

En primer lugar, atender a la emoción. Es importante reconocer e identificar las emociones que estoy sintiendo y por qué. Es relevante darme permiso a sentir e identificar la tristeza, e intentar reconocer qué es lo que me lo está provocando. Experimentar y expresar esa emoción que estoy sintiendo ayuda a que disminuya ese sentimiento de tristeza o que se genere una nueva respuesta emocional. El explorar nuestra historia emocional nos puede ayudar a conocer cómo y por qué hemos podido desarrollar estos sentimientos.

Ciertas herramientas que pueden ayudar a esto pueden ser llevar a cabo un diario emocional, donde vaya identificando y expresando cómo me siento, dando un espacio a sentir esas emociones, o poder compartir estas experiencias y emociones con un ser querido.

Técnicas de manejo de estrés, de respiración y meditación nos pueden ayudar a manejar la ansiedad, pero también a detenernos a sentir cómo estamos, y a fomentar el bienestar emocional.

Por último, hay que tener en cuenta que actividades como el deporte, quedar con amigos, tener una red de apoyo sólida, hábitos de vida saludable y horas adecuadas de sueño pueden actuar como factor de protección frente a la distimia.

Autoexigencia: qué es y cómo trabajarla de forma efectiva

Seguro que tú también has escuchado alguna vez esa vocecita tan odiosa en tu cabeza que te dice lo mal que lo estás haciendo, lo inútil que eres o todo lo que deberías estar haciendo y no haces. Eso que llamamos autoexigencia puede convertirse en tu peor enemigo y conseguir tirar por tierra precisamente los objetivos que te propones y machacar tu autoestima.

¿Qué es la autoexigencia?

Cuando hablamos de autoexigencia nos referimos a esa voz interna que nos pide o nos exige ser de una determinada manera o hacer y decir determinadas cosas. El modo en que cumplimos o dejamos de cumplir con las exigencias de esta voz interna y también la forma y actitud que tiene esta voz de demandarnos (con mucha autoridad, ridiculizándonos, infundiendo temor, etc.) puede generar mucho sufrimiento en la parte de nosotros que recibe toda esa violencia (muchas veces es realmente violencia).

Causas de ser una persona autoexigente

Una elevada autoexigencia puede tener muchos motivos e historias de vida detrás. Muchas veces, cuando empezamos a atender con más detalle a esta voz autoexigente nos damos cuenta de que nos recuerda a ciertas personas o momentos de nuestra vida. Esto es lo que en psicología se conoce como introyección y lo que ocurre es que incorporamos o hacemos nuestras las creencias o pensamientos de personas significativas. Por ejemplo, puedo sentir que soy un fracaso porque mi padre me lo decía siempre.

También ocurre a menudo que la autoexigencia es una forma de autoprotección. Es decir, puedo decirme a mí mismo que no sea débil o que no muestre fragilidad porque entonces alguien podría hacerme daño. Es un intento de que no me hieran aunque en realidad estoy consiguiendo herirme a mi mismo al no permitirme ser vulnerable.

Por último, la autoexigencia guarda mucha relación con la autoestima, ya que en la medida en que yo me autoexijo demasiado o de una forma agresiva me estoy maltratando y eso no es quererse a uno mismo. A la inversa, muchas veces no conseguimos sentir amor hacia nosotros mismos y entonces intentamos cambiarnos y ser de otra manera poniéndonos objetivos poco realistas.

Problemas derivados de la autoexigencia y perfeccionismo

Muchos son los problemas que pueden surgir a consecuencia de la autoexigencia y del perfeccionismo. Ansiedad, desesperanza, vergüenza, culpa, etc. Imagina un jefe que en el trabajo día tras día te está machacando o ridiculizando. Es posible que una parte de ti acabe creyendo esos mensajes y llegues a sentirte un fracaso, insuficiente o poco valioso. Si además sumamos que ese jefe eres tú mismo, el machaque puede ser mayor. Otras veces, de esta lucha interior puede surgir una rabia interna (hacia adentro), de esas que se quedan guardadas y son muy incómodas, como una especie de frustración que no encuentra desahogo.

No podemos huir de nosotros mismos, por eso no podemos huir de ese juez interno que nos exige tanto. Lo que sí podemos es escuchar el mensaje que viene a darnos y negociar con él, para que no nos haga tanto daño.

Cómo trabajar la autoexigencia

Como hemos comentado, no podemos huir de nosotros mismos y por eso, tratar de hacer desaparecer la autoexigencia es casi imposible. Pero sí podemos alterar la forma que tiene de atacarnos, y la forma en que nos relacionamos con él. Si sientes que se te complica mucho el trabajo y no comprendes de dónde viene tanto perfeccionismo o autoexigencia una buena terapia te será de gran ayuda.

Algo que puede serte de ayuda es empezar por prestar atención o escribir las situaciones en que esa autoexigencia aparece y la forma en que te habla, ¿Qué dice exactamente?, ¿En qué tono lo dice? ¿Cómo te hace sentir? ¿Te recuerda a alguna persona importante de tu vida?. También trata de escuchar el mensaje que esa autoexigencia quiere trasmitirte, ¿Cuál es su intención? ¿Qué pretende conseguir? Para terminar, recuérdate a ti mismo que eres un ser humano que merece amor y respeto y que es imposible no cometer errores. Quererse a uno mismo puede ser todo un trabajo pero merece la pena empezar ese camino.

Beneficios de dejar los antidepresivos

Si bien no siempre tienen por qué existir beneficios de dejar los antidepresivos, hay muchos motivos por los que una persona puede querer dejarlos. Muchas personas que se están medicando sienten que esa es la única manera de ser felices o se hacen cuestiones como: ¿tendré que medicarme siempre? o ¿realmente no existe otra manera de sentirme mejor?.

Veamos un poco más a fondo estas cuestiones

¿Cómo saber que puedo dejarlos?

Puede que te asalte la duda de si es tu momento para abandonar la medicación o no. Considero que cada persona es libre de decidir y elegir sobre aspectos que afectan a su persona y a su cuerpo. El asunto va más allá, cuando entendemos que una vez hemos empezado a tomar medicación se generan cambios y modificaciones en nuestro cerebro y que por ello debemos ser cautos a la hora de tomar decisiones respecto al abandono o la toma de la medicación.

Ante todo y lo más importante es poder comunicarle a tu médico las dudas y tu deseo de dejar la medicación si fuera el caso para que pueda informarte. Es importante que te sinceres y puedas darle detalles sobre cómo te estás sintiendo respecto a la medicación. También te invitamos a hacerle preguntas sobre los efectos que la medicación tiene sobre ti así como su abandono para que cuentes con toda la información posible a la hora de tomar una decisión.

¿Hay que dejarlos siempre?

Existen muchos tipos de antidepresivos y motivos por los que una persona puede llegar a tomarlos por lo que la respuesta a esta pregunta depende por un lado de tu propia decisión y elección y, por otro lado, del tipo de antidepresivo y malestar que estás teniendo.

Las cifras actuales apuntan a que las personas que toman antidepresivos lo suelen hacer en etapa vitales durante unos meses para después dejarlos. También hay personas que pasan años tomando medicación ya que no consiguen tener una vida satisfactoria sin tomarla. Los motivos de esto pueden ser muchos. Hay personas, por ejemplo, que no acuden a terapia psicológica o no dan con la clave de una terapia que se adapte a su malestar y les ayude a tener una vida más plena. Es por ello que recurren a la medicación como la única forma que conciben de manejar su malestar.

¿Se pueden dejar de golpe?

Se han recogido muchas contraindicaciones y efectos secundarios asociados a la deja abrupta del antidepresivo. Se sabe que puede aparecer mucha tristeza, ansiedad o insomnio al dejar la medicación de golpe, así como efectos físicos (mareos, náuseas, dolores, etc.). Por eso es importante hablar con tu médico para que te ayude a dejar la medicación de forma adecuada y progresiva aunque ello suponga alargar su toma un poco más. Si sientes que tu médico no te ayuda en este sentido, siempre puedes acudir a otro especialista que te escuche.

Efectos de dejar los antidepresivos

Cuando dejamos de tomar antidepresivos de forma adecuada y si todo ha funcionado tal y como se espera de esa medicación, lo normal es alcanzar una sensación de mayor bienestar y satisfacción vital. Contradictoriamente a esto, muchas personas llegan a terapia psicológica hablando de cómo, si bien se encuentran algo mejor tras tomar la medicación, sigue existiendo una sensación de insatisfacción vital o malestar. Es importante entender que, si bien muchas de nuestras emociones y pensamientos están determinados por la manera en que químicamente funciona nuestro cerebro, esto es algo que se encuentra en continuo movimiento y transformación. Los procesos biológicos y cerebrales son mucho más maleables de lo que la gente suele pensar. Si continuamos repitiendo patrones y estrategias psicológicas que nos hacen mal, estamos destinados a retomar el malestar o la insatisfacción una y otra vez, por mucho antidepresivo que consumamos. Por ello, si te sientes identificado/a con esto te animo a iniciar una terapia psicológica o terapia para la depresión.

Por último, es importante ver cómo muchas veces tenemos la necesidad de dejar de sentir emociones que nos desagradan como la tristeza o el miedo y tenemos la expectativa de entrar en un estado constante de bienestar o calma. Es entonces cuando tratamos de huir y escapar de cualquier emoción que nos sea desagradable y, esa es una trampa que nos hace precisamente caer en un mayor malestar o insatisfacción vital. En ese sentido, es importante aceptar que el malestar y la tristeza, al igual que el miedo o la rabia, son emociones intrínsecas a la condición de ser humano y no podemos arrancárnoslas o huir de ellas para siempre, porque no podemos huir de nuestra condición humana y no podemos huir de nosotros mismos.

Chantaje emocional: cómo detectarlo a tiempo

¿Tienes la sensación de que otra persona te hace sentir mal solo por haber puesto límites? ¿Has acabado haciendo algo que no querías solo para agradar al otro y quitarte un sentimiento de culpa? Si actualmente te están haciendo sentir de esta forma, es posible que estés siendo víctima de chantaje emocional.

¿Qué es el chantaje emocional?

El chantaje emocional es una técnica de manipulación que utiliza una persona con el fin de manipular a otra, y conseguir lo que desea a través del sentimiento de culpa que esta te genera. El chantaje emocional puede aplicarse en cualquier contexto, pero es especialmente dañino cuando ocurre de forma frecuente en el ámbito familiar o de pareja, ya que la persona que lo sufre se ve anulada y orienta su comportamiento a cumplir los deseos de otro, siendo incapaz de establecer límites y generando una sensación de abatimiento con la relación.

Signos de chantaje emocional

  • La persona se autocastiga a sí misma con el fin de que te sientas responsable de su estado emocional. Esto da lugar a que tengas que aparcar cómo te sientes tú, e inviertas tu tiempo en consolar a la otra persona.
  • Amenazas que atentan contra la salud física. El chantajista hace uso de su estado de salud para manipular a la otra persona, haciéndole ver a otro que dicho estado empeorará si no cumple con sus deseos.
  • Uso de la técnica de “luz de gas” o gaslighting. El chantajista emocional cuestiona los recuerdos o percepciones del otro, inventando escenarios que nunca ocurrieron y estableciéndolos como la realidad.
  • Hacer un favor a la otra persona para crear una sensación de deuda. El chantajista te hace un favor aparentemente incondicional, para posteriormente generarte una sensación de que “le debes algo por ello”.
  • Uso de la ley del hielo. En este caso, el chantajista decide no actuar de forma directa, sino que genera un contexto en el que deja de hablarte, ignora tus mensajes, responde de forma seca, y te lanza miradas de desaprobación y decepción. Esto genera una sensación de angustia e incertidumbre, donde la víctima busca al otro para disculparse y parar la situación. Pasado el tiempo, el chantajista acaba “perdonándote”, e incluso haciéndote creer que no mereces dicho perdón, pero él te lo otorga por su bondad infinita.

Frases típicas de chantaje emocional

  • Autocastigo: “La verdad es que soy horrible por haberte tratado mal, no merezco que me perdones, de hecho, prefiero que me abandones porque alguien como yo no merece que le quieran”.
  • Amenazas contra la salud: “¿En serio vas a comportarte de esa manera? Sabes que estoy mal del corazón y vas a acabar haciendo que me de un infarto”.
  • Luz de gas. “Pero no te acuerdas de que te dije que hoy no podía estar contigo? Te lo dije el otro día cuando estábamos en el parque. Me da rabia que no te acuerdes de lo que te digo, me haces sentir que no me escuchas o que me invento las cosas”
  • Falsos favores: “¿No quieres darme todo el dinero que has ahorrado? O sea, yo te he estado dando de comer y dándote un techo toda la vida y ahora no eres capaz ni de hacerle ese favor a tu madre”.
  • Ley del hielo: En el caso de mensajes, es frecuente que esté largo tiempo sin contestar, y cuando lo hace, es mediante monosílabos o frases cortas y secas como “Vale”, “Ok”, “Lo que tu digas”, etc.

Cómo actuar ante un chantajista emocional

  • Ser consciente de todas las señales para poder detectarlas. Si te encuentras en esta situación, lo ideal es que te parases un momento a analizar si estás siendo víctima de chantaje emocional.
  • Cortar la relación. A veces uno debe ver hasta qué punto le conviene cortar la relación con esa persona, ya que, si vuestra dinámica es esta, y no parece que vaya a cambiar, lo más sano es alejarse.
  • Poner límites. Si estás en una situación donde es difícil cortar lazos con el chantajista, es importante que aprendas a poner límites independientemente de lo culpable que te haga sentir. Una vez establezcas los límites, es posible que el chantajista haga todo lo posible por derribarlos, lo cual será especialmente aversivo para ti, pero si quieres salir de esa dinámica y no estar bajo su control, debes ser capaz de dar un espacio a dicho malestar, facilitando que la persona pierda el control que tiene sobre ti y tus emociones.

Identifico las señales, pero no soy capaz de poner los límites, ¿qué hago?

A veces identificamos los signos y sabemos cuando alguien nos conviene o no, pero no nos vemos capaces de salir de ahí.

Esto puede deberse a múltiples motivos:

  • Miedo a perder el vínculo. En ocasiones nos aferramos a falsas promesas por miedo a perder a alguien importante, pues preferimos vivir en una situación de ansiedad y ambivalencia antes que transitar el miedo a la pérdida.
  • Miedo a la soledad. Si el chantajista es algún familiar cercano o una pareja con la que llevas mucho tiempo, es especialmente difícil establecer los límites. Esto puede deberse a un miedo atroz a que estas figuras te abandonen, así como un miedo a creer que no vas a encontrar nada mejor.
  • Desde pequeño te han hecho creer que tus emociones no importaban, y que debías estar para cuidar a otros. Esto ha desencadenado que hoy en día, de manera automática, reprimas tus emociones y focalices tu atención en hacer que otros se sientan bien, lo que a su vez facilita que seas propenso al chantaje emocional.
  • Falta de autoestima y necesidad de validación constante. Aunque una dinámica de chantaje emocional es nociva, a veces permanecemos en ella por lo que esta “nos aporta”. Y es que uno se siente bien cuando consigue satisfacer los deseos del chantajista, ya que le hace sentir válido como familiar, pareja, etc. Además, el chantajista también valida al otro cuando cumple con sus deseos, y es precisamente esta validación la que en muchos casos hace que no podamos salir de la situación. Esto es común en personas que nunca fueron vistas o validadas por sus padres, o que solo se les recompensaba cuando eran útiles para otros.

Es importante que identifiques si te encuentras en alguna de estas situaciones, ya que eso facilitará que en un futuro te posiciones y seas capaz de poner límites. También es importante que te apoyes en otros vínculos sanos que te ayuden a salir de dicha situación o que incluso busques ayuda profesional si dispones de los medios para ello.

Depresión crónica: síntomas y cómo tratarla

La depresión es uno de los trastornos con más prevalencia en nuestra sociedad. Padecerla implica sufrir un deterioro funcional, acompañado de una sensación de tristeza y desesperanza. Entre los diferentes tipos de depresión encontramos la depresión crónica, en la que profundizaremos a continuación.

¿Qué es depresión crónica?

La depresión crónica, también llamada distimia o trastorno depresivo persistente, es un trastorno depresivo en el que la persona se encuentra la mayor parte del tiempo triste y cansada. Si bien sus síntomas no son tan graves como, por ejemplo, los del trastorno depresivo mayor, estos se caracterizan por su larga persistencia en el tiempo.

Cómo es vivir con depresión crónica

Vivir con depresión crónica implica experimentar diversos síntomas:

  • Alteración en el apetito (pérdida de hombre o sobreingesta de comida) y dificultades para dormir.
  • Cansancio y sensación de fatiga constante.
  • Problemas en el autoconcepto y la autoestima que afectan a la motivación para querer hacer cosas.
  • Dificultades para concentrarse o tomar decisiones, lo que deteriora el funcionamiento del día a día, creando una sensación de enfado con uno mismo.
  • Sensación de abatimiento y desesperanza, en el que la persona no confía en que la situación vaya a mejorar.

Si crees que padeces depresión crónica, es muy posible que te veas reflejado en estos síntomas. Padecerla, además, genera una sensación de estar “estancado” y una incapacidad de disfrutar o encontrar placer en cosas que antes lo producían.

Cómo tratar la depresión crónica y evitar episodios futuros

Conocer tus heridas no sanadas. La depresión es una reacción de nuestro organismo que sirve para protegernos de un dolor mucho más profundo, el cual conforma la raíz del problema. Ese dolor es diferente en cada persona, y suele estar vinculado a heridas profundas del pasado que no han sanado correctamente.

Ejemplos de heridas bloqueadas:

  • Una herida de abandono que me hace estar triste por sentir que no soy capaz de vincularme con otras personas, y por tanto, por miedo al juicio o al rechazo, me aíslo del mundo.
  • El haber tenido unos padres exigentes hace que hoy en día sea extremadamente crítico conmigo mismo, y es esa crítica la que no me deja disfrutar, ya que siento que nada es suficiente.
  • El haber sufrido acoso escolar en la infancia me hace sentir que soy una persona débil y vulnerable, lo cual hoy en día me hace estar mal ya que siento que todo el mundo va a hacerme daño.

Trabajar el bloqueo emocional. Una vez identificado lo anterior, uno debe estar dispuesto a transitar por esas heridas, lo cual no siempre es fácil, ya que elementos como la depresión crónica aparecen para evitar que contactemos con ellas.

Buscar espacios donde expresar tu dolor y tus necesidades. Ya sea a través de psicoterapia o en tus círculos más cercanos, es importante que busques apoyo de personas en las que puedas confiar y que te ayuden a generar un espacio en el que volcar tu dolor y tu malestar, pues el hecho de compartir lo que realmente te duele es en sí, terapéutico.

Identifica si la vida que tienes, con y sin tristeza, es la vida que querías tener. En depresión crónica, la persona se machaca a sí misma por no cumplir con las expectativas de lo que “debería” ser. En este sentido, ayuda cambiar el foco a otro tipo de cuestiones. ¿Realmente esta es la vida que quería para mí? ¿Es aquí donde quiero estar o donde otros quieren que esté? A lo mejor debajo de esa falta de motivación se encuentra una profunda tristeza porque las cosas que crees que “debes” hacer carecen de significado para ti. Saber esto puede ayudarte a empatizar contigo y darle un significado a tu malestar.

Pon límites a tu voz crítica. La depresión crónica siempre conlleva un fuerte componente crítico, donde la persona se culpa por no hacer cosas, aumentando la sensación de frustración y tristeza con uno mismo. Identificar esa parte crítica es un buen punto de partida para empezar a ponerle límites. Esto, además, implica ver el cómo te hablas y como te tratas a ti mismo, facilitando el ponerle freno, fomentando la autocompasión y el autocuidado.