Ataque de ansiedad: síntomas y qué hacer

24 May 2024

El que ha sufrido ansiedad sabe lo incómoda y desagradable que es. La sensación de pérdida de control, miedo a enloquecer, sudores, temblores, etc. Además, cuando llevamos tiempo sintiendo ansiedad solemos sentir también un desgaste y cansancio. Puede surgir una tristeza profunda relacionada con sentir que mi vida no me pertenece o que ya no sé quién soy.

Síntomas de un ataque de ansiedad

Al ataque de ansiedad también se le llama crisis de ansiedad o ataque de pánico. Esta crisis tiene que ver con la aparición súbita de un miedo o malestar intenso alcanzando el pico máximo en cuestión de minutos. Para cada persona esto puede vivirse de forma muy distinta pero son habituales los siguientes síntomas:

  • Palpitaciones, taquicardia o sentir el golpeteo del corazón
  • Temblores
  • Sudoración
  • Sensación de ahogo y/o dificultad para respirar normalmente
  • Mareos, confusión, inestabilidad y/o nauseas
  • Dolor de pecho y/o de abdomen
  • Sensaciones de calor repentino y/o de escalofrío
  • Hormigueos y/o entumecimiento
  • Desrealización (sensación de irrealidad) y/o despersonalización (no sentirse uno mismo)
  • Miedo a morir y/o a que pase algo terrible
  • Miedo a volverse loco y/o a perder el control

¿Puede ser peligroso?

Muy a menudo las personas sienten que un ataque de ansiedad es peligroso. Esa sensación o temor es normal y está asociado a la misma ansiedad ya que sentimos que el cuerpo está teniendo reacciones incontrolables que generan malestar. En general, salvo que tengas problemas médicos, el ataque de ansiedad no tiene ningún peligro. Recordemos que en el deporte y en otras situaciones también nuestro cuerpo se activa mucho y esto no es peligroso.

Qué hacer en un ataque de ansiedad

Es importante y puede dar mucha calma a la persona saber cómo gestionar un ataque de ansiedad. Te damos algunas estrategias que pueden ayudarte cuando no sabes qué hacer en una crisis de ansiedad:

Haz respiración consciente y profunda

Cuando sentimos ansiedad solemos adoptar una respiración superficial y más centrada en la zona del pecho. Intenta ser consciente de cómo estás respirando y prueba a respirar de otra manera poco a poco, sin exigencia ni prisa. Se ha demostrado que cuando adoptamos una respiración más profunda y lenta desde el diafragma o estómago la ansiedad disminuye. Hay varios ejercicios que pueden ayudarte con esto. Por ejemplo, imaginar que tu barriga es un globo que se infla y se desinfla o la técnica de los 4, 7 y 8 segundos (inhala en 4 segundos, aguanta la respiración en 7 segundos y exhala en 8 segundos).

No luches con la ansiedad

Expresa y toma conciencia de cómo te estás sintiendo sin rechazarlo a nivel corporal. Permite que tu cuerpo reaccione a la crisis recordando que lo que te está ocurriendo no es peligroso. Al igual que llorar nos ayuda en muchos momentos, el temblor es la forma natural que tiene el sistema nervioso de gestionar la adrenalina y la tensión emocional.

Busca apoyo de alguien cercano

Si tienes a alguien de confianza cerca durante una crisis de ansiedad puede ayudarte hablar con esa persona, expresar lo que te está pasando y buscar su apoyo. Puedes darle la mano, mirarle a los ojos o abrazarla. Puede que esto te genere vergüenza o te sientas vulnerable pero puede ayudarte mucho a desahogar la ansiedad y a sentirte más humano/a y acompañado/a.

Escaneo corporal

También puede ayudarte mucho enfocar tu atención en cada zona de tu cuerpo. Por ejemplo, ir sintiendo cada parte de tu cuerpo poco a poco y respirar mientras lo haces. Esto es importante a veces ya que el hecho de sentir (tu cuerpo, el suelo, una almohada) ayuda a conectarnos con el momento presente y ahuyentar así pensamientos catastróficos que están aumentando la ansiedad.