Ansiedad y depresión, ¿pueden darse a la vez?

La ansiedad y la depresión son dos de los problemas de salud mental que más prevalencia tienen en la sociedad. No en vano son los dos primeros en la lista, con un porcentaje estimado en nuestro país del 6,7 % y 4,1% respectivamente. Ante esta ola de sensibilización sobre la salud mental, afortunadamente se está hablando cada vez más de estos problemas, antes muy silenciados.

Diferencias entre ansiedad y depresión

Mientras que los síntomas ansiosos se caracterizan más por una sensación de miedo o preocupación excesiva con síntomas físicos de activación, los síntomas depresivos se caracterizan por estados de baja energía, muy escasa motivación y un estado permanente de tristeza patológica.

¿Se puede tener depresión y ansiedad juntos?

¿Cómo saber si tengo ansiedad, depresión o ambas? Es importante primero si tienes dudas acudir a un profesional de la salud mental para que pueda ofrecerte una valoración sobre si efectivamente estás sufriendo alguna de estas circunstancias.

Aunque es posible experimentar síntomas de ansiedad sin depresión y (con mucha menos incidencia) experimentar síntomas depresivos sin ansiedad, es bastante corriente que ambas sintomatologías coexistan. Esto tiene el nombre de trastorno ansioso-depresivo, y es algo que sucede muy comúnmente.

¿Cómo se relacionan la depresión y la ansiedad?

Aunque, como ya hemos dicho, se puede experimentar la una sin la otra, parece que existe una retroalimentación entre ambas, ya que la ansiedad puede llevar a una persona a sentirse abrumada y sin esperanza, lo que puede desencadenar una depresión.

Del mismo modo, los sentimientos de desesperanza y falta de energía asociados con la depresión pueden aumentar los síntomas de la ansiedad.

Cuando se experimentan ansiedad y depresión juntas uno experimenta como esa sintomatología se va retroalimentando entre sí.

Qué hacer ante un trastorno ansioso depresivo

Una de las cosas importantes que hacemos en terapia es no sólo atender a los síntomas sino valorar cuáles son las circunstancias que han facilitado que acaben apareciendo estos síntomas.

Las causas del porqué una persona puede llegar a tener ansiedad o depresión son muy variadas. Pero sí en muchas ocasiones esta sintomatología aparece como consecuencia de una fuerte autocrítica y represión emocional.

La autocrítica puede ser una causante habitual de la ansiedad y que la propia ansiedad refuerza. Con la autocrítica nos estamos atacando a nosotros mismos sin posibilidad de defendernos. Asimismo esa autocrítica también puede colaborar a incrementar los síntomas asociados a la depresión como la falta de motivación y la desgana.

Hay además ciertas emociones mal llamadas “negativas” que evitamos sentir o hacer algo con ellas y que a largo plazo trae consecuencias en nuestra salud mental. A diferencia de la depresión, que a menudo se asocia con apatía, falta de energía y desmotivación, la rabia puede proporcionar un impulso de energía que puede movilizar a una persona a tomar acción, lo cual puede ser un primer paso para salir de un estado depresivo.

¿Crees que sufres de ansiedad y/o depresión? En Estar Contigo podemos acompañarte.

Webinar: Presentación del libro “Yo me transformo: terapia sin filtros para mujeres”

En esta ocasión, venimos a presentarte un webinar muy especial en el que las mujeres han sido las protagonistas. Una sesión dedicada a esas mujeres que buscan conectar de nuevo consigo mismas.

Sobre cómo conseguirlo, precisamente, hemos estado hablando con Buenaventura del Charco, director clínico de Estar Contigo Terapia, y Guada Sánchez, de Eyas Psicólogía, psicología centrada en las mujeres. En esta ocasión, además, Guada ha aprovechado para presentar su nuevo libro “Yo me transformó: terapia sin filtros para mujeres”, donde este tema se convierte en el eje central del mismo.

webinar yo me transformo

¿Qué se ha tratado en este webinar centrado en la terapia para mujeres?

Durante el webinar, se ha puesto el foco en las mujeres que buscan tener de nuevo esa conexión con su interior. A través de esta conversación, hemos repasado las claves que se tratan en el libro “Yo me transformo: terapia sin filtros para mujeres” tales como:

  • Diferentes estilos de apego.
  • Cómo funciona el sistema nervioso.
  • Cómo se construyen las emociones.
  • Cómo sanar las heridas.
  • Cómo conectar con una misma.

¿Quieres volver a escuchar los consejos proporcionados por Guada Sánchez y Buenaventura del Charco desde sus diferentes enfoques? ¿O puede que, en tu caso, no pudiste acudir a la cita en directo? Sea cual sea el motivo, ahora es un buen momento para ver de nuevo a estos dos profesionales, conocer sus puntos de vista y las respuestas que han proporcionado a las preguntas concretas que les han realizado.

Guada Sánchez y Eyas Psicología

Guada Sánchez cuenta con una larga experiencia ayudando a mujeres a que conecten consigo mismas, ofreciendo al mundo la mejor versión de sí mismas. A través de Eyas psicología, en sus sesiones de terapia grupal se dan cita mujeres que quieren mejorar sus relaciones y sentirte seguras.

De esa manera, consigue transformar su día a día utilizando las sesiones, ejercicios basados en investigación psicológica, vídeos para el desarrollo personal orientados al cambio interior y sesiones innovadoras de coaching.

Guada y Buenaventura webinar yo me transformo webinar yo me transformo terapia sin filtros

Ser hipocondríaco: cómo superarlo y no obsesionarte con estar enfermo

¿Qué significa hipocondría?

A lo largo de tu vida habrás oído el término de hipocondría, y es posible que alguien te haya dicho que eres hipocondríaco cada vez que sientes que algo no está bien con tu salud. Este término se define como una afección caracterizada por una preocupación constante y angustiosa por la salud, teniendo esta un papel central en la vida de quien la padece, generando una hipersensibilidad e hipervigilancia constante hacia los cambios o reacciones que ocurren en tu cuerpo.

Preocuparte por tu salud es algo adaptativo, sin embargo, deja de serlo cuando la preocupación es extrema y sobre algo que realmente no está pasando

Síntomas del hipocondríaco

“Siempre estoy pensando que tengo algo malo” es la frase estrella de las personas hipocondríacas, pero… ¿cuáles son los principales síntomas de la hipocondría? Los resumimos a continuación:

  • Miedo desproporcionado y ansiedad constante por padecer una enfermedad grave o morir.
  • Presencia de dichas emociones independientemente de resultados médicos que digan lo contrario.
  • Interpretación de somatizaciones como problemas en el funcionamiento del cuerpo.
  • Realización de conductas obsesivas (atender a cualquier reacción corporal, medir la tensión o temperatura con frecuencia, etc.).

La ansiedad acaba monitorizando la vida de la persona, dando lugar a síntomas depresivos, falta de concentración, insomnio, y un largo etc.

Cómo tratar la hipocondría

Saber cómo curar la hipocondría implica diferentes pasos:

Conoce el patrón

El objetivo de la conducta hipocondríaca no es solo evitar una enfermedad, sino también evitar pensamientos y sensaciones que nos hacen sentir que vamos a morir o que tenemos una enfermedad, lo que a largo plazo acaba siendo muy destructivo.

Busca el origen

Es importante echar la vista atrás para comprender por qué me comporto de esta forma y así dar sentido a la hipocondría. Por ejemplo:

  • Cuidadores estrictos con el cuidado de la salud o que constantemente han lanzado mensajes de que esta es algo muy frágil y que en cualquier momento podemos enfermar e incluso morir.
  • Haber pasado por un proceso de enfermedad grave en algún momento.
  • Experiencias cercanas de enfermedad o muerte, como familiares que han fallecido repentinamente, o allegados diagnosticados de un problema grave.
  • Haber vivido una infancia donde predominaba el descontrol y la ambivalencia, convirtiéndote hoy en día en una persona con una necesidad constante de que todo esté en equilibrio.

Conoce las emociones que son “la raíz” de la hipocondría

No solamente el miedo a la muerte y a la enfermedad están a la base de la hipocondría, sino también el miedo a sentirnos frágiles y vulnerables. Con el fin de evitar contactar con ello, la persona se atrapa a sí misma en una búsqueda constante de seguridad y control. En dicha búsqueda, lo que acaba sucediendo es que se reprimen dichas emociones (que son primarias), enterrándolas en ansiedad o desesperanza (que son secundarias), manifestadas, por ejemplo, a través de la rumia o la autocrítica constante.

No luches contra los síntomas de ansiedad

Es importante que te des permiso para experimentar el malestar vinculado a la hipocondría. Ten en cuenta que por tu historia de vida la presencia de ansiedad es inevitable, y luchar contra ella acaba siendo más un problema que una solución. El cuerpo es sabio y te está avisando de que algo no va bien, lo cual puede motivarte a buscar ayuda y trabajar sobre viejas heridas emocionales no sanadas.

Por último, a parte de estos pasos, si dispones de los recursos necesarios es recomendable que busques ayuda de un profesional de la psicología.

Cómo ayudar a un hipocondríaco

  • Valida su malestar y evita minimizar o restarle importancia.
  • Escúchalo empáticamente y no lo juzgues por sentirse así, eso solo hará que su autocrítica aumente.
  • Evita alimentar su rumia, tu objetivo es acompañarle, no darle más razones para luchar contra la ansiedad.
  • Recomiéndale que acuda a un profesional de la psicología, haciéndole sentirse acompañado en el proceso de búsqueda de ayuda.

Ghosting: por qué lo hacen y cómo actuar

¿Alguna vez has conocido a alguien con el que todo parecía ir bien, pero de repente desaparece sin dar una explicación? Incluso es posible que esa misma persona reaparezca con el tiempo, vuelva a dar comienzo esa interacción fluida, y de la nada vuelva a desaparecer. Si es así, lo más seguro es que seas o hayas sido víctima del fenómeno ghosting.

¿Qué es ghosting?

Te estarás preguntando, ¿qué es hacer ghosting? Es una conducta nacida en la era digital, donde quien lo hace deja de contestar a tus mensajes y llamadas, poniendo fin al contacto de forma abrupta y sin dar una explicación. Esto acaba generando en la víctima de ghosting una sensación de incertidumbre e inestabilidad, ya que no entiende el porqué de este comportamiento.

Perfil de una persona que hace ghosting

En ocasiones es difícil entender los motivos por los cuales una persona hace ghosting, y eso es precisamente lo que afecta a las víctimas de este. Sin embargo, si algo caracteriza a la persona que lo hace, es la falta de responsabilidad afectiva por su parte, es decir, la falta de consideración o conciencia sobre el impacto emocional de su comportamiento sobre el otro.

En muchas ocasiones, la persona que hace ghosting también lo aplica con el objetivo de manipular y controlar a otros. Esto lo consigue desapareciendo y reapareciendo cada cierto tiempo, haciendo que la víctima se “enganche” a él ya que genera la esperanza de que siempre vuelva a contestar.

Impacto emocional en la víctima del ghosting

El ghosting puede llegar a tener un fuerte impacto emocional en sus víctimas. Este tipo de conductas produce en el otro una sensación de angustia frente a la incertidumbre que se crea. Al inicio la persona parece dispuesta a conocerte y a hablar contigo, sin embargo, en un punto deja de mandarte mensajes y de responder a los tuyos, e incluso puede llegar a bloquearte sin darte ninguna explicación.

La forma en la que se reacciona al ghosting depende de la persona, pero muchas veces tendemos a culparnos a nosotros mismos por recibirlo, puesto que pensamos que, si esa persona ha decidido ignorarnos, es porque no somos lo suficientemente interesantes y por tanto somos propensos a que más gente vaya a hacérnoslo. Al final, este tipo de pensamientos están vinculados a nuestra autoestima y nuestro autoconcepto, y son una forma de intentar controlar y dar explicación a la conducta del que lo aplica, sin pararnos a pensar que simplemente es una falta de responsabilidad por su parte, ya que lo idóneo, si se va a cortar una relación, es que al menos se explique el motivo.

Qué hacer cuando te hacen ghosting

Existen diferentes formas de reaccionar ante el ghosting, las cuales vamos a desarrollar a continuación:

Permítete sentir

En ocasiones la ansiedad nos controla y buscamos calmarla intentando retomar el contacto con la otra persona, o rumiando sobre los motivos por los cuales ha cesado el contacto. Es importante que te permitas sentir ese malestar de cara a poder aceptarlo. Sentirse ansioso por el ghosting es normal, y el permitirte sentir, a la larga, hará que tu relación con tus emociones mejore y aprendas a gestionarlas más efectivamente.

No cuestiones ni te eches la culpa

Es fundamental que sepas que cualquier conclusión o culpa que saques de una conducta de ghosting no es el reflejo de la realidad. El motivo por el que la persona lo hace es desconocido, y esa persona es la única responsable de saber por qué lo hace, no tú.

No intentes recuperar el contacto

Como se mencionó anteriormente, el intentar recuperar el contacto es una forma de calmar esa ansiedad que sientes por la desaparición abrupta de esa persona. Sin embargo, si quieres aprender a gestionar mejor dicha ansiedad, así como respetarte más a ti mismo, no debes luchar por recuperar el contacto, ya que eso incluso puede dar lugar a una dinámica en la que el otro tenga poder sobre ti.

Tú eres la prioridad

Está bien preocuparte por los demás, siempre y cuando también seas capaz de dar un espacio a tu necesidad. Si una persona te hace ghosting frecuentemente, debes analizar hasta que punto te está afectando y hasta que punto te estás respetando a ti mismo no cortando el vínculo con esa persona. Antes que el bienestar de la persona que no está siendo responsable contigo, está el tuyo.

Anhedonia o no sentir nada: causas y cómo recuperarte

A nivel interno, solemos sentir un amplio espectro de sensaciones corporales y emociones diversas que nos conmueven y que en ocasiones son difíciles de sostener. Al otro lado del espectro, tenemos a las personas que son incapaces de sentir nada. Como si su cuerpo estuviese anestesiado y no fuesen capaces de notar ningún movimiento interno. En este artículo, veremos qué pasa con esto último: la anhedonia.

¿Qué es anhedonia?

El término “anhedonia” proviene del griego y significa-, “falta de” y -hedoné, “placer”. Por lo tanto, es la pérdida de la capacidad de experimentar placer, interés o satisfacción en actividades del día a día. Pero esta definición sólo atiende al placer y sentimientos positivos, cuando hay personas que son incapaces de sentir nada, sea positivo o negativo. Es esta apatía frente a la vida la que caracteriza la anhedonia.

En algunos casos, se suele relacionar con la depresión debido a la comorbilidad de algunos de los síntomas que presenta esta incapacidad de sentir.

Síntomas de la anhedonia

¿Cómo sé que tengo anhedonia? Los síntomas más comunes de este problema son:

  • Pérdida de interés en la mayoría de las actividades del día a día.
  • Fatiga o sensación de energía muy baja durante el día.
  • Incapacidad de sentir placer y dificultades para recordar la última vez que se experimentó, más la frustración por no poder sentir esto.
  • Problemas psicosomáticos o dolor crónico.
  • Sentimientos de culpa o inutilidad recurrentes.
  • Aislamiento social progresivo de la persona con respecto a su entorno.

¿Por qué no sientes nada emocionalmente?

El psicólogo humanista y padre de la Terapia Focalizada en la Emoción, Leslie Greenberg, habla del término “autointerrupción”, que nos sirve para explicar las causas de la anhedonia. La autointerrupción es un bloqueo emocional que provoca el cuerpo cuando hemos sentido demasiado dolor o sentimientos que nos han desbordado en exceso previamente y que no han sido atendidas por la propia persona ni por los seres queridos que la rodean. Por ejemplo, la persona sintió una emoción intensa de tristeza, rabia o miedo que no fueron tenidas en cuenta ni escuchadas por sus familiares y amigos (“no es para tanto”, “no entiendo por qué te sientes así”) o la persona fue atacada y culpabilizada por mostrar esas emociones (“eres un llorón débil”, “los niños buenos no se enfadan ni gritan”).

Entonces, ¿por qué no siento nada emocionalmente? Porque, en su día, te desconectaste de ti mismo para no sentir la invalidación o el ataque hacia tu mundo interior y tu experiencia, evitando así sentirte mal para adaptarse mejor a la situación. El problema es que esta desconexión ha perdurado contigo y se ha vuelto desadaptativa, provocando una sensación de anhedonia extendida a tu día a día. Tu cuerpo bloqueó las emociones que fueron rechazadas por figuras importantes y, con el tiempo, también se fueron bloqueando el resto de sensaciones, fueran negativas o positivas.

Qué hacer para evitar la sensación de no sentir nada

Para recuperar las sensaciones propias y reconectar con uno mismo, es preciso volver a poner el foco y atender aquellas reacciones y emociones que en su día fueron “desterradas” y castigadas por personas significativas. En su día no fueron validadas como hubiésemos necesitado y ahora es nuestra labor expresar y reprocesar todo el dolor que ello nos provocó. Legitimando así la experiencia propia y la validez de lo que sentimos.

Por otro lado, expresar y poner en palabras esas sensaciones internas nos pueden ayudar a entendernos a nosotros mismos. Para seguir profundizando en esa comprensión, el siguiente paso es mirar para identificar la necesidad que se quedó sin cubrir en esa emoción que fue rechazada por los demás. ¿Tienes alguna pérdida que quieres llorar pero en su día no pudiste? ¿Tienes algún enfado pendiente que quisiste expresar para protegerte y poner un límite?

Algo que puede ayudar a reconectarte con tu cuerpo y poner atención sobre diferentes sensaciones son ejercicios de mindfulness y respiración. No son el pilar central del abordaje para este problema ni la gran solución, simplemente sirven como apoyo en este proceso de desbloqueo. Por supuesto, te recomendamos que practiques esto con la ayuda de un profesional que te pueda guiar y acompañar en estos ejercicios.

Sentimiento de culpa: aprende a gestionarlo

Actualmente, cuando hablamos de culpa lo más probable es que lo asociamos con emoción negativa y desagradable. Con este artículo, intentaremos mirar a la culpa de frente para darle una mayor profundidad y extraer algo que nos sirva para nuestro bienestar. Puesto que de la culpa podemos aprender.

¿Qué es el sentimiento de culpabilidad?

La culpa es una emoción principalmente social, es decir, que se activa cuando hacemos algo que no encaja con la expectativa social o el contexto en el que nos movemos. Conviene diferenciar el sentimiento de culpa y autocastigo, muy ligado al hacer y nuestro comportamiento, de la vergüenza, más asociada a lo que somos y nuestra vulnerabilidad.

Rompiendo una lanza en favor del sentimiento de culpa, este cumple una función sana que es la de indicarnos que hay algo que podemos corregir y mejorar para poder reparar el daño que hemos provocado en el otro o en nuestro ambiente. En los vínculos interpersonales, es habitual que esta emoción se active cuando cometemos un acto que tiene un impacto negativo o desagradable para los demás. Por lo que, el sentimiento de culpa es útil para mantener esos vínculos, reparar el daño causado y aprender del error.

Por otro lado, la culpabilidad puede pasar a ser insana y dañina para uno mismo cuando nos quedamos enganchados en ella. Es decir, cuando no sacamos algo en claro o no sentimos que hemos reparado el daño hecho. Y se convierte más en un autocastigo en el que tenemos un dedo por encima de nosotros reprobándonos lo mal que lo hemos hecho y lo horribles que somos por ello. En este caso, la culpa se convierte en algo que nos ata a nuestro pasado, sin dejarnos opción a avanzar o corregir nuestros errores por mucho que nos esforcemos.

Cómo actúa una persona con este sentimiento

La persona que tiene un sentimiento de culpa excesivo tiende a desconectarse de sí mismo. A estar más pendiente del otro que de sí mismo. Por ejemplo: pedir perdón de forma constante por cosas que no son graves, adoptar una actitud sumisa frente a los demás, tener la sensación de que mi criterio no tiene validez… En líneas generales, la persona que se autocastiga tiende a responsabilizarse en exceso a acciones, situaciones o reacciones que están fuera de su mano. Es, en cierto modo, una forma de salvar y proteger a los demás. Traduciéndolo a palabras de una persona que se autocastiga, sería algo así como “si todo es culpa mía, el malo soy yo y los demás son buenos. Entonces me tengo que ganar su cariño y aprobación”.

Esta culpabilidad excesiva nos alivia de la complejidad que tiene el mundo en cuanto a que todas las personas fallan, tienen errores y no miden bien las consecuencias de sus actos. Asumir que el otro puede fallar y que no es malo por ello, así como yo tampoco soy mala persona por cometer errores, resulta más difícil de digerir porque es menos ideal y perfecto. Lo difícil es tener la conversación de “oye, hay algo que haces en relación a mí que no me gusta” o “no voy a cumplir tus expectativas ni cubrir todas tus necesidades”. Y toca ponerse a negociar con el otro en cuanto a lo que puedo pedir y dar.

Consejos para afrontar la culpabilidad

Para quitar el sentimiento de culpa excesivo y quedarnos con la culpabilidad adaptativa y sana, se pueden plantar diferentes semillas.

La primera es aceptar que fallar es humano y que, por lo tanto, cuantos más errores cometo más puedo aprender como persona. Es crucial darnos el permiso para cometer errores con el fin de enmendarlos. Primero experimento y luego doy sentido a mi experiencia. Las relaciones humanas en las que no se dañan entre ambas partes no existen puesto que son muy ideales o superficiales. Si quiero tener un vínculo profundo y que me aporte sentido, necesito asumir que voy a hacer daño a la otra persona y la otra persona me dañará en algunos momentos. Así como darle al otro el 50% de responsabilidad que le corresponde dentro de la relación. La clave está en si ambos estamos dispuestos a reparar el vínculo cada vez que se deteriore. El compromiso desde lo realista es sanador.

Ligado a esta idea, compartir nuestra carga vital con personas de confianza nos puede ayudar a aflojar con nuestra culpabilidad. Si tengo un acompañante que lleve conmigo una parte de mis errores y me dé su punto de vista a lo que hago, podré ver qué cosas se me están escapando. De este modo gestionaré mis emociones de forma más coherente. Además de asumir que no tengo las respuestas de todo lo que sucede a mi alrededor.

En tercer lugar, hay que construir y conectar con la voz de la autocompasión. Esto es, intentar ser, para nosotros mismos, el amigo que nos entiende y nos acompaña. En lugar de hablarnos como el padre que nos castiga y nos grita por hacer las cosas mal. Quizá nos exigimos en exceso en las relaciones interpersonales y nunca podremos cumplir esas expectativas. Y habrá que intentar ajustar esos ideales a la realidad de lo que soy y lo que me rodea.

Por último, nos tenemos que esforzar por hacer trabajar el sentimiento de culpa para nuestro deseo de mejorar y de tener relaciones saludables, no al revés. Esto se puede trabajar a través de una pregunta que inicie este camino: ¿en qué aspectos de mi vida puedo hacer las cosas un poquito mejor, dentro de mis posibilidades? En lugar de pensar: ¿qué hago mal? O ¿tengo la culpa de todo lo que me pasa en la vida? Puesto que nos dejan en un lugar de inferioridad en el que sí o sí voy a tener que cargarme con algo para arreglarlo. Dale al mundo la opción de ayudarte y no te cargues con todo.

Webinar: Tipos de depresión, causas y cómo afrontarlas

¿Quién no ha escuchado, recientemente, comentar a su compañero de trabajo, a su vecino o, incluso, a un familiar que alguien cercano está pasando por una depresión? Este es un trastorno mental muy común que afecta, según la OMS, a más de 200 millones de personas a nivel mundial.

Ante esta situación, desde Estar Contigo Terapia hemos querido realizar un webinar sobre la depresión para dar más información y consejos sobre un problema de salud mental que está cada vez más presente en nuestra sociedad y en nuestra realidad.

De este modo, Buenaventura del Charco Olea, psicólogo sanitario y director clínico de Estar Contigo Terapia, se ha encargado de impartir un webinar sobre los tipos de depresión, sus causas y como afrontarlas.

¿Qué se ha tratado en este webinar sobre la depresión?

Durante la duración de este webinar, hemos podido conocer los diferentes tipos de depresión, como son:

  • depresión autocrítica
  • depresión autoabandono
  • depresión represión y evitación emocional
  • depresión vacío existencial
  • depresión circunstancial (reactiva)

Analizando cada uno de estos tipos de depresión, desde la dilatada experiencia y profesionalidad de Buenaventura, hemos tenido la oportunidad de conocer interesantes consejos para poder tratar este malestar, descubriendo su origen para devolver el bienestar emocional. Esta forma de clasificarlas no es en base a sus síntomas ni categorías, sino a los motivos que llevan a ella y su función. Este enfoque puede ser más útil para los pacientes porque deja más claro la potencial solución y donde centrar esfuerzos para intentar superarlas.

Para que puedas volver a verlo, compartimos contigo el vídeo sobre el webinar de los tipos de depresión. Y si no pudiste llegar a verlo en una primera ocasión, ahora es el momento de hacerlo.

Cómo controlar la ira: consejos para tranquilizarte

Sabemos que la rabia y la ira son emociones con muy mala prensa. Nada más lejos de la realidad, seguramente en algún momento de tu vida te han contado o has vivido alguna historia en la que la ira y el enfado han terminado por detonar situaciones violentas o aterradoras. Pero, ¿hasta qué punto esto nos lleva a rechazar una emoción tan básica y adaptativa como la rabia?

¿La ira nos desestabiliza?

La ira es una emoción básica, y como tal busca satisfacer necesidades y tiene una función. Superar un obstáculo que me impide conseguir lo que quiero, apartar a una persona que me hace daño o defender a alguien vulnerable, son algunas situaciones que pueden hacerme conectar con la rabia de forma genuina y protectora. Además, como su función es la de eliminar, apartar o alejar algo dañino, tiene sentido que nos dote de una cantidad potente de energía. Los brazos, las piernas y el cuerpo entero se energiza, sube el flujo sanguíneo, se acelera el corazón, nos preparamos para la lucha. En muchos momentos de nuestra vida va a aparecer esta emoción y es parte de nuestra condición como seres humanos.

Hasta aquí todo bien, sin embargo, muchas personas se preguntan cómo controlar la ira en una discusión, cómo controlar los ataques de ira y agresividad o cómo controlar la ira y el enojo al instante. No hay duda de que a veces se nos va de las manos. ¿Por qué ocurre esto? Por diferentes motivos. Hay personas que pasan la vida sin enfadarse, reprimiendo esta emoción o redirigiéndola hacia sí mismos en forma de culpa o autocrítica. Finalmente, esta emoción busca salida, como un río al que le vamos poniendo diques pero que termina por atravesarlos buscando el desahogo.

Algo distinto que a veces ocurre, es cuando hablamos de la rabia como emoción secundaria. Es decir, muchas veces el enfado aparece como mecanismo protector o defensivo para tratar de evitarnos contactar con otras emociones, como puede ser la tristeza. Un ejemplo clásico puede ser el típico día en que nos sentimos con un humor de perros y como enfadados con el mundo. De pronto algo o alguien nos conecta con una tristeza profunda y echamos a llorar. Probablemente esa rabia estaba viniendo a tapar la tristeza haciéndote flaco favor.

Qué hacer para controlar la ira y agresividad

Es posible que si estás muy preocupado con este tema una buena terapia sea lo que más te ayude. Expresar emociones y sentimientos, darles sentido y elaborar tu propia historia vital parece urgente. Más allá de eso, hay mucho que puedes explorar desde casa. A continuación, vemos algunos puntos importantes.

Piensa tu discurso antes de hablar

Te habrá pasado alguna vez que la rabia te ha llevado a decir cosas de las que más tarde te has arrepentido mucho. Incluso la culpa que podemos sentir después nos puede hacer entrar en una espiral de malestar, culpa y ansiedad bastante complicada. Es importante que entendamos la rabia como algo que vivimos y no como algo que los otros provocan. Sentir que esa rabia es mía y que yo tengo manejo sobre ella nos da sensación de agencia. Aunque lo externo y el entorno nos detonen emociones constantemente, únicamente nosotros sentimos y tenemos manejo sobre esa emoción y tenemos la opción de expresarla de la forma que consideremos. Si necesitas salir de una situación concreta, darle golpes a un cojín o escribir una retahíla de insultos, no dudes en hacerlo. Piénsalo como una forma de protegerte a ti y a los tuyos.

Expresa tu malestar

Como decía, muchas veces nos pasa que hay emociones que no hemos podido expresar o pararnos a escuchar, ¿resuena contigo eso de que en el fondo puedas estar triste? ¿o quizás lo que sientes es más un miedo? ¿Qué cosas te enfadan en tu vida? Escribe o cuéntale a alguien las cosas que te cabrean o que te ponen triste, deja salir todo eso que guardas dentro. Eso te ayudará a ir dándole forma al asunto. Otras preguntas que pueden ayudarte tienen que ver con la función que está cumpliendo ese enfado en tu vida, ¿para qué crees que actúas así?, ¿qué buscas conseguir?, ¿qué necesitas? Algunas de estas preguntas serán difíciles de responder pero estarás de acuerdo conmigo en que merece la pena hacérnoslas para encontrar el alivio y las soluciones a eso que nos está haciendo daño tan a menudo.