Apego evitativo: qué es y señales para identificarlo

Tal y como Mary Ainsworth y John Bowlby han dejado latente en la teoría del apego (1969-1978), en nuestra infancia temprana dependemos por completo de nuestros cuidadores y, es por ello que el vínculo que generamos con ellos determina en gran medida nuestro modo de relacionarnos y de vivir nuestras emociones en la edad adulta. A esto le denominamos apego. Hoy nos centramos en un estilo denominado apego evitativo.

¿Qué es el apego evitativo?

El apego evitativo es uno de los cuatro estilos de apego descritos en la literatura sobre la teoría del apego. Siendo adultos, las personas que han crecido con este estilo de apego se caracterizan por guardar una cierta distancia o desconexión de sus propias necesidades y estados internos. Son personas que muestran dificultad en identificar y expresar las emociones, así como en reconocer las emociones en el otro. La persona también suele forjar vínculos algo distantes con los demás sin que exista mucha intimidad o cercanía emocional. Como veremos, estas personas de algún modo sienten que los demás no pueden sostener y ser un refugio respecto a sus emociones. Por ello, las personas con apego evitativo no suelen pedir ayuda ni expresar sus sentimientos, sino que tienden a ser más bien independientes y autosuficientes así como más racionalizadores que emocionales.

También es bien sabido que, para las personas con apego evitativo, la intimidad puede ser una fuente de desasosiego y malestar. Esto ocurre porque la persona puede sentirse abrumada o invadida en la conexión con el otro, con cierta incertidumbre respecto a cómo actuar en este plano de carácter más emocional en el cual se manejan con dificultad.

Causas del apego evitativo

Es habitual que las personas con este tipo de apego hayan vivido en edades tempranas a sus cuidadores como personas que, si bien han podido satisfacer sus necesidades más básicas de alimentación o higiene, no estuvieron muy disponibles emocionalmente y no podían atender sus necesidades más vinculares. Ocurre muchas veces que los cuidadores eran personas algo distantes y poco afectuosas o más bien críticos y exigentes. También, suelen ser cuidadores que no alientan o incluso rechazan la expresión emocional del niño, limitando su repertorio emocional. El niño o la niña responde ante esta situación desactivando en cierta medida su sistema de apego. Es decir, va aprendiendo que sus necesidades emocionales no van a ser atendidas por más que busque a su cuidador, por lo que finalmente, deja de buscarlo. El niño o la niña se distancia emocionalmente de los cuidadores porque ha aprendido que ellos no pueden atenderle en este sentido.

Es sabido que, en la edad adulta las personas con apego evitativo vuelven a sentir que sus iguales o personas significativas no son un refugio seguro para sus emociones. Crecen con la sensación de que el mundo emocional es algo desconocido e incomprensible al que les cuesta poner palabras.

Cómo reconocer el apego evitativo en pareja

Es muy habitual en consulta, ver a personas que acuden preocupadas o tristes porque sienten que su pareja no expresa suficientemente las emociones o no les da el afecto que éstas necesitan. Muchas veces también hay una insatisfacción en cómo viven la sexualidad con ellos.

Como mencionamos en apartados anteriores, para las personas con apego evitativo la cercanía e intimidad con el otro puede traducirse en una fuente de malestar e incertidumbre. Les cuesta identificar y responder adecuadamente a los estados emocionales de su pareja y la expresión de sus propios estados internos suele ser torpe y dificultoso, pudiendo dar una sensación de distancia. Además, es en la sexualidad con el otro cuando muchas veces se puede evidenciar esta falta de cercanía o de conexión emocional y nos puede hacer saltar las alarmas para sentir que algo está fallando en la relación.

También es importante tener presente que las personas con este tipo de apego en general son muy capaces de amar y en el fondo buscan la conexión y el cuidado del otro. Por ello, es muy habitual que tengan sentimientos de culpa y autocrítica por no ser lo suficientemente afectuosos o expresivos con su pareja generando un temor profundo a que les abandone.

Si he identificado que mi pareja tiene apego evitativo puedo sentir que falta algo en mi relación, existe cierto vacío en la forma de conectarnos ya que la intimidad y la conexión emocional puede no estar dándose como a mí me gustaría. Muchas veces esto también puede ser vivido con culpa en esta persona por sentir que no son lo suficientemente merecedores de dicha intimidad y afecto. Vivir con una pareja con apego evitativo puede ser muy difícil, y algo que puede ayudarnos es tratar de encontrar un equilibrio entre aceptar y satisfacer las necesidades de independencia en el otro así como expresarle mis propias necesidades para que también sean atendidas. Hablar abiertamente y de forma clara con tu pareja sobre este tema puede ser un buen comienzo para conseguir este equilibrio en la relación.

¿Se puede tener apego evitativo y ansioso a la vez?

En la teoría del apego se habla de tres estilos de apego de tipo inseguro y un estilo de apego que llamaríamos seguro. Dentro de los apegos de tipo inseguro nos encontramos con el apego evitativo, el apego ansioso y el apego desorganizado. Es decir, tanto el apego evitativo como el apego ansioso son formas inseguras o temerosas de vincularnos con el otro y muy a menudo guardan en su interior un profundo miedo al abandono. La diferencia entre ambos estilos estriba más bien en que las personas con apego evitativo no parecen identificar las señales de dichos temores internos y por el contrario, las personas con apego ansioso sienten de forma amplificada y, en ocasiones generalizada, este miedo a ser abandonadas.

También, es muy habitual que una persona pueda dar signos de un estilo de apego, por ejemplo, evitativo, en un momento de su vida y tiempo después, vivir sus relaciones desde un apego muy ansioso. Esto ocurre porque, las relaciones y los vínculos que vivimos en la edad adulta siguen afectando e interfiriendo en nuestro sistema de apego, el cual puede cambiar en un momento dado como una forma de adaptación frente a nuevas vivencias y aprendizajes.

Apego emocional: qué es y cómo gestionarlo

¿Qué es el apego emocional?

En los vínculos entre personas se mueve algo llamado “apego emocional”. Esto es un deseo de cercanía y acompañamiento de otras personas para sentirnos tranquilos y queridos. El apego emocional se desarrolla durante la infancia a través de nuestros vínculos primarios, es decir, nuestros padres. Según la forma de cuidarnos, de reaccionar a nuestras emociones y cómo responden a nuestras maneras de pedir atención y cuidado, vamos forjando nuestro estilo de apego emocional.

El apego emocional es un concepto que introdujo el psicoanálisis para dar explicación a cómo nos relacionamos con nuestros seres queridos y el impacto que esto tiene en futuras relaciones afectivas. Actualmente, es algo muy tratado en las relaciones de pareja. Conviene destacar que no es lo mismo el apego emocional que la dependencia emocional. La dependencia emocional es un deseo imperioso de estar cerca de alguien o de volcar nuestra responsabilidad afectiva sobre otra persona. El apego es nuestra forma de mostrar y pedir cariño, cercanía y amor.

¿Qué tipos de apego emocional hay?

Existen cuatro tipos de apego emocional:

  • Ansioso-ambivalente: este se corresponde con la persona que suele necesitar mucha cercanía, está muy pendiente de la otra persona y pide cariño de forma continuada. No tiene problemas para verbalizar lo que siente y esto a lo mejor puede abrumar a su pareja.
  • Evitativo: la persona que muestra este tipo de apego da la sensación de ser una persona más fría, necesita mucha distancia y espacio. Tiene dificultades para expresar sus emociones y parece que no sienten mucho, pero por dentro sienten conflicto.
  • Desorganizado: el apego desorganizado es una mezcla de ambos en la que la persona actúa como ansioso-ambivalente y, a continuación en la misma situación, como una persona de apego evitativo. Es un apego difícil de tratar puesto que son personas que se sienten muy desprotegidas y con una sensación de vacío muy grande.
  • Seguro: las personas con este tipo de apego son capaces de poder expresar lo que necesitan sin abrumar al otro, encontrar la distancia adecuada con otras personas y confiar en que los demás no les abandonarán.

Conviene aclarar que los tipos de apego no son categorías dicotómicas ni estáticas (o está presente este apego o no lo está), sino que cada persona lo expresa dentro de un espectro y hay grados. Por otro lado, es posible que dependiendo del tipo de persona a la que tengamos delante nuestro apego cambie y se mueva con el del otro, y viceversa.

¿Por qué ocasiona malestar el apego emocional?

Normalmente, cuando nos relacionamos con otras personas a nivel profundo nuestros apegos se ponen en marcha. Es habitual ver parejas que se complementen en cuanto a que uno de los dos miembros es de apego ansioso-ambivalente y el otro es de apego evitativo. En estas dinámicas son en las que nos quedamos enganchados a nivel sentimental, puesto que cuesta ver las necesidades del otro. Por ejemplo, el que es de un apego más ansioso sentirá que se preocupa mucho por la otra persona pero que su pareja no se preocupa lo suficiente por ella porque no se siente tan cuidada y vista como le gustaría. Asimismo, el que es más evitativo se sentirá desbordado por las emociones y deseos de la otra persona y tendrá dificultades para comunicarlo verbalmente.

Entonces, se genera una dinámica en la que te persigo para que me veas y me hagas caso (ansioso-ambivalente) y el otro se aleja porque se la hace demasiado para gestionar (evitativo). En definitiva, se genera un sentimiento de soledad en ambas partes dado que no terminan de acompañarse de una manera sana para los dos. Es aconsejable, si esto es algo que vives actualmente con tu pareja, puedas consultar a un terapeuta de pareja para que aprendáis a expresaros el uno con el otro y que os acompañéis de la forma más saludable y amorosa posible.

¿Se puede quitar el apego emocional?

Los apegos están muy marcados por las experiencias de crianza que hemos tenido con nuestros padres. Si bien es cierto que hay margen para poder tomar conciencia y actuar de formas más responsables (tanto con uno mismo como con la relación), el apego es complejo de cambiar. Lo necesario es tener la motivación para construir conjuntamente un proyecto con otra persona que se muestre disponible a lo mismo. Para ello, es necesario mostrarse atento y dispuesto a escuchar las necesidades del otro, desarrollar formas de comunicación que se adapten a las maneras de ser de cada miembro de la pareja y respetar los límites que se acuerden de antemano.

Aprende a escuchar tus emociones

Es muy importante el poder reconocer y poner nombre a las emociones y sensaciones que se nos mueven internamente, con el fin de poder expresarlas para que los demás nos entiendan y puedan cubrir lo que pedimos. Por otro lado, si mi grado de conciencia emocional aumenta, podré ser capaz de comprender mejor y de empatizar más con el resto de personas. Teniendo más posibilidades de formar vínculos satisfactorios, estables y duraderos. Para ello, date un espacio para poder parar y observar cómo estás con tu vida, dejándote llevar por las sensaciones que emergen al mirar dentro de ti.

Establece tus propios límites

Aprender a poner límites en nuestras relaciones es crucial para estar cómodos en el tiempo que compartimos con otras personas. Está bien decir “no” cuando no queremos participar en una actividad, no nos gusta algo o, simplemente, no nos apetece algo en ese momento. De esta manera, podemos protegernos a nosotros mismos para poder estar de una forma más auténtica con las personas que nos rodean. No te pongas en situaciones incómodas para ti solo por complacer al otro.

Pide lo que realmente necesites y sea posible

Resultará más accesible para los demás el que yo pida explícitamente lo que necesito si está expresado de forma precisa y, además, si es algo posible de realizar por la otra persona. Conviene ajustar mi necesidad con lo que mi entorno puede disponer para mí sin generar expectativas imposibles de cumplir.

Por ejemplo: “me gustaría que vinieras a recibirme a la puerta con un abrazo cada vez que vuelva a casa de trabajar para sentir que me cuidas y que estás ahí para mí”.

Muéstrate abierto y receptivo con la persona que tienes enfrente

Las relaciones no se basan solo en recibir y esperar a satisfacer lo que yo necesito. También se sostienen cuando aprendo a dar lo que pido y merezco recibir. Si logro prestarle atención a la persona que tengo delante y verdaderamente comprendo lo que me pide o me comunica, podremos establecer un puente de conexión más íntima y consciente que nos unirá de forma auténtica.

Por ejemplo: “pídeme algo que necesites, yo intentaré entender lo que me pides y te preguntaré si no me queda claro” o “comparte conmigo algo que quieras y te escucharé sin juzgarte ni intentar resolverlo”.